20 noviembre 2017

Covadonga Pañeda, Responsable de I+D de Sylentis-Pharmamar . Entrevista .

“En España tenemos un problema innegable con la financiación de la ciencia” .

Por Pilar Quijada -15 noviembre, 2017

Doctora en Bioquímica por la Universidad Autónoma de Madrid, Covadonga Pañeda, gerente de I+D de Sylentis, se decantó pronto hacia la regulación de la expresión génica, primero en hígado y después el cerebro. Continuó con el estudio de cerebro desde la genética en EEUU en la Scipps Research Institute en de La Jolla (California). “Luego pasé a la vertiente más industrial, cuando montamos un servicio de investigación por contrato que realizaba pruebas de fenotipado conductual en ratones y daba servicio a centros públicos y privados de la zona”. “Empecé en la industria en España como directora de estudios en Vivotecnia, dedicada a la investigación por contrato (CRO) en las áreas de toxicología y seguridad farmacológica. Y posteriormente pasé a responsabilizarme del departamento de eficacia terapéutica y desarrollo no clínico multidisciplinar, es decir en terapias innovadoras, sobre todo. Uno de nuestros clientes era Sylentis y me ofrecieron el puesto de gerente de I+D y llevo aquí seis años, en tratamientos innovadores con tecnología de ARN de interferencia aplicada al tratamiento enfermedades oculares”, explica Covadonga Pañeda a Innovaspain.

¿Lo de investigar neurociencia fue buscado o por azar?

Fue buscado. Por un lado, siempre me ha gustado mucho el cerebro y tuve la oportunidad de trabajar en el sistema nervioso y me fascinó. Además, desde el punto de vista personal, mi madre tuvo Alzheimer temprano, sin antecedentes, y murió con 59 años. Esto fue también un empuje desde una situación personal difícil.

¿Crees que lograremos una cura para la enfermedad de Alzheimer, después de los resultados tan desalentadores de todos los ensayos clínicos que se han hecho hasta la fecha?

Es desalentador porque es una enfermedad tan complicada, todas las terapias basadas en las teorías de acumulación de proteínas han fracasado. Es una enfermedad multifactorial, de la que no se tienen claras las bases moleculares y así es muy difícil buscar soluciones. Doy una clase de modelos animales, y pongo como ejemplo los existentes para la enfermedad de Alzhéimer. Los que hay reflejan algunas de las fases de la enfermedad, pero ninguno refleja fielmente cómo es la enfermedad en los humanos. A esto hay que añadir que la enfermedad de Alzheimer no es monogénica, no hay solo un factor alterado, lo que complica más las cosas. El problema en el estudio de la enfermedad de Alzheimer es la ausencia de buenos modelos animales y la complejidad de la enfermedad. Y los abordajes hechos hasta ahora buscan tratar la enfermedad cuando se encuentra en un estado muy avanzado, y es por lo tanto muy complicado revertir las alteraciones que ya han tenido lugar. Hace aproximadamente un año se ha caído el ultimo tratamiento, que desarrollaba Lilly y se estaba probando con muchas esperanzas, contra la proteína amiloidea, y ha sido una desgracia para todos.

¿Cómo lo hacemos los periodistas a la hora de divulgar la ciencia?

En general en la sociedad falta un poco el interés y el acceso a buenos artículos de divulgación científica. Para nosotros, los investigadores, es muy difícil hacer divulgación. Yo tengo un blog, “Mujeres con talento”, para el que intento sacar tiempo, y además hay que hacer un gran esfuerzo para explicar de una manera sencilla cosas tan complicadas como las terapias innovadoras. Vivimos, además en un mundo que priman los titulares muy brillantes frente a los datos reales. Y además el título es casi lo único que se lee, sin profundizar más y así no es fácil acceder a la información adecuada. Tenemos que hacer un esfuerzo muy grande científicos y periodistas por hacer una divulgación científica de calidad, para que la ciencia se entienda bien, porque así se le dará importancia política que merece.

¿Cómo es la política científica española en comparación con otros países?

En España tenemos un problema con la financiación de la ciencia que es innegable. No hay fondos suficientes. Y cuando ha habido más fondos, en ciencia básica, creo que hemos cometido el error de repartirlos libremente y no exigir que todos esos fondos se traduzcan en adquisición de conocimiento o aplicaciones técnicas, como el desarrollo de fármacos. Creo que es necesario que se amplíe la financiación y la evaluación de la ciencia. Y que seamos conscientes de la necesidad de obtener beneficios de lo que se invierte. En otros países tienen oficinas de transferencia de innovación (OTRIs) que funcionan muy bien. Aquí en España es más complicado, porque la ciencia básica y la aplicada hablan idiomas y tienen objetivos distintos que muchas veces no coinciden, pero se está haciendo un gran esfuerzo en abrir vías reales de comunicación que faciliten la colaboración entre ambas disciplinas. Europa también ha hecho un esfuerzo grande en la ciencia traslacional, pero necesitamos muchas mejoras. en España no solo hay que invertir más, sino mejor, y evaluar después si las inversiones hechas dan los resultados esperados.

¿Y cómo queda ahí la ciencia básica, de la que a veces no se obtienen resultados inmediatos, pero que es fundamental?

Debería trasladarse a la generación de nuevos conocimientos, que tienen valor per se, no necesariamente tiene que trasladarse a una aplicación concreta, pero, sin duda, la inversión tiene que traducirse en valor, ya sea en modo de conocimiento o en aplicaciones para la industria. Hay mucha duplicidad en estudios que aportan poco. Está claro que no existiría ciencia aplicada si no existiera ciencia básica. Pero hay que generar conocimiento nuevo a partir de ella.

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En Sylentis ofrecéis soluciones, basadas en ciencia básica, con aproximaciones novedosas…

Sí, desarrollamos fármacos basados en ARN de interferencia. Son fármacos cuyo mecanismo de acción es innovador, porque en lugar de actuar sobre un receptor o una proteína concreta como los fármacos tradicionales, lo que hacemos es modular el precursor de dicha proteína o receptor, que es el ARN mensajero. Y lo hacemos mediante el uso de otro ARN, en este caso de interferencia.

¿Qué productos tenéis en cartera?

En etapas avanzadas de desarrollo es decir en fase clínica, tenemos dos productos que. El más avanzado, Tivanisirán, que hasta hace poco se denominaba SYL1001, se está desarrollando para el tratamiento del ojo seco. Este es un producto que inhibe a un canal iónico en la córnea, y con ello conseguimos afectar a la hidratación del ojo y al dolor provocado por la ausencia de hidratación. Estamos realizando una fase III en varios países de Europa, entre ellos España. En la Fase III se analiza la eficacia en humanos. Es la fase más cercana al mercado. En la fase I se prueba la seguridad en pacientes sanos, en la Fase II se hacen estudios de escalado de dosis en pacientes. Y en la fase III se hacen ensayos de eficacia a gran escala. No se suele hacer un solo ensayo Fase III, sino varios. Con el que estamos haciendo y otro más esperamos llegar al mercado en torno al 2020. Ahora hay muchos hospitales que están reclutando pacientes para el ensayo clínico en fase III aquí en España.

Tenéis otro para el Glaucoma…

Sí, hemos acabado la fase II hace poco, con bastantes buenos resultados. Tenemos también en fases preclínicas, es decir en estudios en animales, otro fármaco en desarrollo para el tratamiento de la degeneración macular. Ha sido noticia estos días y ha llamado mucho la atención porque, hasta ahora, la degeneración o las retinopatías se tratan con inyecciones intraoculares, que son invasivas y dolorosas, y este producto, como el resto de los que estamos desarrollando, se aplica en gotas. Y esto a los pacientes les llama mucho la atención porque se podrían evitar o espaciar las inyecciones de los tratamientos actuales.

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Ha hablado de experimentación animal, que ahora es un tema muy controvertido. ¿Se puede evitar esta fase?

Me encantan los animales, siempre he tenido animales de compañía. Pero eso no quita que entienda que la experimentación en animales es absolutamente necesaria para poder llegar a humanos. Sin modelos animales tendríamos que probar los fármacos directamente en humanos. Hace poco hubo un ensayo clínico con una muerte, obviamente el ensayo se tuvo que parar. Si no tuviésemos datos de seguridad suficientes en animales, no podríamos hacer los ensayos clínicos garantizando a los participantes una seguridad suficiente. Hay que ser consciente de que existen comités éticos qué regulan lo que se puede hacer en ensayos con animales y regulación europea y española que te exige que los estudios se hagan teniendo en cuenta criterios técnicos y científicos para realizar los estudios con la mayor seguridad posible, pero son absolutamente necesarios. Desde la vacuna de la polio hasta las transfusiones, son terapias que se han podido desarrollar gracias a los ensayos animales. Es un poco irreal pensar que podemos prescindir de ellos. Si te encuentras en una situación con un familiar que ha necesitado un fármaco, es difícil estar en contra. Hoy se ofrece suficientes garantías de que los animales están tratados adecuadamente, que se evita al máximo el sufrimiento.

Se argumenta en contra de la experimentación animal que podría sustituirse por estudios in vitro.

-Hay estudios que se pueden hacer in vitro y hay gran esfuerzo desde la CEE pasa que se puedan desarrollar en cultivos incluso haciendo estudios “in silico” antes de llegar a organismos vivos. Y se está promoviendo el uso alternativo a animales. Nosotros en Sylentis lo utilizamos siempre que podemos. Pero las personas no somos trocitos de células en una placa de cultivo. Somos muy complejos y es muy difícil anticipar como responderemos a un compuesto dado. Llega un momento en que lo mejor es un modelo animal. Es lo que hay y lo que tenemos que hacer para tener nuevos fármacos.

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¿Cómo estamos en ensayos clínicos, en comparación con otros países?

En España se hacen muchos ensayos clínicos. Sobre todo, en terapias innovadoras España es puntera gracias al esfuerzo de la Agencia Española del Medicamento y al sistema de salud pública que tenemos. Tenemos acceso a cierto tipo de tratamientos que en otros lugares hay que pagar por acceder a ellos. Las farmacéuticas saben que este es buen sitio para realizar ensayos clínicos de calidad y vienen mucho a España. Posiblemente, sea uno de los países donde más ensayos se hacen en medicamentos avanzados.

Con respecto a Sylentis, es un honor y muy alentador trabajar en una empresa donde podemos contar con personas que invierten su dinero en investigación y en sacar adelante productos, con lo que supone, porque la inversión en ciencia es una inversión a muy largo plazo y no siempre se obtienen los beneficios esperados. Sylentis, como empresa perteneciente al grupo Pharmamar puede sentirse orgullosa de poder desarrollar fármacos con el apoyo de nuestros inversores, es admirable que haya personas que dedique su dinero a estos fines. Es una situación privilegiada.

La inversión privada en Ciencia es una asignatura pendiente en España, ¿necesitaríamos una buena ley de mecenazgo para incentivarla?

Nos vendría muy bien una ley de mecenazgo y cualquier tipo de beneficio fiscal por invertir en ciencia, pero es también una cuestión de mentalidad. Los americanos están muy acostumbrados a ellas, pero aquí requiere tiempo porque hay que cambiar el modo de pensar. Hay que ir poco a poco. Ahora se hace mucho crowdfunding para proyectos concretos, pero se necesita que la financiación sea continuada y con estas campañas no es posible. Hace falta concienciación, leyes que promuevan la inversión en ciencia y gente con dinero que quiera invertir en ciencia.

¿Cuál es su experiencia, como mujer, en una carrera STEM. Ha encontrado techos de cristal?

Nunca he tenido sensación de discriminación, creo que las oportunidades se han dado por lo que he hecho, me cuesta creer en cuotas, creo que hay que ganarse las cosas, pero también soy consciente de que esto es cierto en un mundo ideal. Y a las mujeres nos queda mucho por hacer en esto. Por eso empecé a escribir el blog “Mujeres con talento”. Tenemos que ayudarnos unas a otras, saber promover a las mujeres y es necesario tener en cuenta que por cuestiones biológicas somos nosotras las que tenemos los hijos y esto no debería ser un hándicap para encontrar trabajo y ascender en la carrera laboral. Hace falta más comunicación entre hombres y mujeres, no creo que la igualdad sea algo solo de mujeres, sino de toda la sociedad. La carga que llevamos las mujeres es tremenda, quieres hacer bien tu trabajo, estar con tus hijos, ayudarles con los deberes, darles apoyo emocional, tener tiempo libre para ellos… Es muy complicado para nosotras y al final requiere renunciar a algo. Y quien diga lo contrario, está mintiendo. Al final, se convierte en una cuestión de generar prioridades y saber qué es lo importante para ti. Y en muchas ocasiones, se traduce en que las mujeres acaban sacrificando en parte su carrera laboral porque no llegan a todo, no se reconoce su esfuerzo en el ámbito laboral y tienen que sacrificarlo. Se están haciendo muchas cosas para que esto cambie y hay que ser optimistas. Estamos mejor que antes.


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Ana Isabel Jiménez, COO y directora de I+D de Sylentis de Pharmamar /// 20-06-2017 .

LINK : JGIYUS/R&Y

Sylentis (Pharma Mar): "Nuestro producto para el tratamiento del ojo seco podría alcanzar alrededor de un 15% de la cuota de mercado" .

Según datos de mercado que nos han ofrecido, en los nueve principales mercados las ventas de fármacos para tratar el ojo seco fueron de 2.200 millones. Estados unidos se llevó un 58,9% de las ventas. ¿Cuál es el objetivo que se han marcado en este sentido?

El mercado del ojo seco es bastante importante. Actualmente, los medicamentos que están más desarrollados y hay más alternativas terapéuticas están en Estados Unidos y, de hecho, por eso el mercado es mayor. Se espera un crecimiento bastante importante en los próximos 10 años, porque va a haber más pacientes y, además, se están desarrollando nuevos productos que van a tirar más del mercado.

Así, en la próxima década el mercado se va a duplicar, llegando a más de 4.000 millones de dólares a nivel mundial. Y esto da lugar a que tenga cabida el desarrollo de nuevos productos, que puedan alcanzar el mercado y que pueda ser una realidad terapéutica para estos pacientes.

Una estimación realista sería que nuestro producto podría alcanzar alrededor de un 15% de la cuota de mercado, considerando otros competidores, pero que nuestra molécula ofrece una serie de mejoras, como la efectividad y un perfil de efectos secundarios muy bajo.