Sean Parker, de 37 años, cofundador de la aplicación de música en streaming Napster, cofundador y primer presidente de Facebook e inversor en Spotify, es ahora además el impulsor de un instituto para la investigación del cáncer para el que ha donado 220 millones de euros. El centro tendrá alrededor de 40 laboratorios que trabajarán en la investigación de la enfermedad y de la inmunoterapia.
EL PAÍS /// Madrid 13 ABR 2016.
El objetivo principal de esta nueva institución es acelerar el desarrollo de tratamientos contra el cáncer a través de la colaboración entre investigadores y especialistas. Para seguir, como siempre, a la vanguardia, Parker quiere incluir en este centro de investigación novedades en los tratamientos: se centrará en el campo emergente de la inmunoterapia, que aprovecha el sistema inmunológico del cuerpo para combatir las células cancerosas.
El instituto se llamará The Parker Institute for Cancer Immunotherapy y contará con más de 300 profesionales de los seis centros claves en investigación oncológica de Estados Unidos, entre los que se encuentran el Memorial Sloan Kettering de Nueva York y la Universidad de California.
Además de ser una de las figuras que más está apostando por la filantropía, Sean Parker es una de las personas más conocidas en Silicon Valley, ese rincón al sur en la bahía de San Francisco (Estados Unidos) donde se concentran multitud de empresas y startups que dedican su trabajo a la innovación y las nuevas tecnologías.
Precisamente en Sillicon Valley donde se encuentran los empresarios más generosos: seis de los diez mayores donantes de obras filantrópicas del mundo pertenecen al sector tecnológico. Entre ellos, se encuentran Bill Gates y Paul Allen, cofundadores de Microsoft; Sergey Brin, de Google; Jan Koum, de WhatsApp; y Nicholas Woodman, de GoPro.
Sean Parker entró el año pasado en el quinto puesto de la lista de empresarios que más donan, con 550 millones destinados a la beneficiencia, aunque aún no se han contabilizado estos últimos 220. En conjunto, los seis filántropos más generosos de Silicon Valley dedicaron el año pasado 2.300 millones de dólares a obras benéficas.