16 diciembre 2011

Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona ha logrado que se quede embarazada una mujer de 20 años que carece del órgano esencial del aparato reproductor.

La paciente, a quien se le extirparon ambos ovarios hace 10 años tras serle detectados sendos tumores, se halla encinta después de que los médicos le implantaran el tejido ovárico que le extrajeron durante el tratamiento contra el cáncer. “Es el primer caso en el mundo en que una mujer sin ovarios tendrá un hijo”, ha asegurado este mediodía el doctor Justo Callejo, responsable del servicio de ginecología del hospital Sant Joan de Déu, en la presentación del logro médico.

El trasplante de tejido ovárico extraído previamente a una mujer que ha visto dañado sus ovarios por un cáncer es poco habitual, pero no inédito. Actualmente viven en el mundo ­13 bebés gracias a esta técnica, pero ninguna de estas pacientes mostraba un aparato reproductor mermado por carecer de ambos ovarios. “Estos avances permiten que la extirpación de ovarios no dañe de forma irreversible el aparato reproductor femenino”, ha detallado Callejo.

La mujer perdió el ovario izquierdo hace una década por culpa de un tumor que requirió la extirpación total de esta parte del órgano. Un control ecográfico realizado meses después detectó otro tumor en el ovario derecho. Antes de extirparlo, los médicos lograron extraerle tejido ovárico sano y lo conservaron congelado para que la paciente, que entonces tenía solo 10 años, pudiera intentar tener hijos en el futuro si esta lo deseaba. Congelar tejido ovárico resulta más viable para preservar la fertilidad que congelar directamente óvulos y, además, es la única vía posible para niñas que todavía no han empezado el ciclo menstrual.

El tejido ovárico permaneció una década en el banco de sangre y tejidos del hospital hasta el pasado junio, cuando la mujer manifestó al equipo médico su deseo de ser madre. Los cirujanos procedieron a implantarle aquel tejido: practicaron dos pequeñas incisiones, una a cada lado del útero y en una zona lo más próxima posible a la ubicación natural de los ovarios extirpados. Después introdujeron en cada uno fragmentos del tejido ovárico de la paciente que habían descongelado previamente.

Se trata de una técnica ya utilizada en otros países, pero el hospital de Sant Joan de Déu incorporó al tejido una serie de factores de crecimiento que extrajeron de la sangre de la paciente. Esta innovación favorece reiniciar el riego sanguíneo del propio tejido tras haber sido congelado. Cuatro meses más tarde, la paciente presentó los primeros indicios de actividad ovárica y al mes siguiente tuvo la primera menstruación espontánea. Fue la señal que esperaba el equipo médico para iniciar el proceso de fecundación in vitro, que ha culminado con éxito con el embarazo de la mujer.

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