03 enero 2017

Fruta milagrosa al rescate de pacientes de cáncer .

Erik Tietig sostiene un puñado de frutos de la fruta mágica en la finca que él y su hermano crearon en el 2012. Los hermanos se dieron cuenta que la fruta es un gran alivio para los pacientes de cáncer que se someten a tratamiento de radiación y quimioterapia, que los hace perder el sentido del gusto. La fruta realiza el sabor de los alimentos.Erik Tietig sostiene un puñado de frutos de la fruta mágica en la finca que él y su hermano crearon en el 2012. Los hermanos se dieron cuenta que la fruta es un gran alivio para los pacientes de cáncer que se someten a tratamiento de radiación y quimioterapia, que los hace perder el sentido del gusto. 

La fruta realiza el sabor de los alimentos. 

EMILY MICHOT

MONIQUE O. MADAN

El agua le sabía a monedas oxidadas; la pizza de pepperoni, a cartulina metálica.

Mientras más quimioterapia recibía Monica Faison-Finch, menos le funcionaban las papilas gustativas. Con el tiempo se puso más y más delgada, a medida que su apetito disminuía. Todo lo que su lengua tocaba le resultaba completamente insípido.

Pero de pronto ocurrió un milagro.

“Cuando probé la fruta milagrosa antes de comer mi vida cambió por completo”, dijo Faison-Finch, quien estaba recibiendo tratamiento por cáncer del cuello del útero. “Fue la primera vez que sentí el sabor de la comida en alrededor de cinco o seis semanas. Fue como si estuviera comiendo por primera vez”.

La fruta milagrosa, Synsepalum dulcificum, que crece en un árbol de poca altura y de color esmeralda, es una baya roja oriunda de Ghana. Desde hace siglos se sabe que comer esa diminuta fruta tropical, del tamaño de un jelly bean grande, afecta el sabor de lo que se come. Los científicos dicen que la fruta afecta los receptores del gusto en la lengua. Después de comer una sola baya, el sabor de la comida que la persona ingiere en la siguiente hora cobra una potencia inesperada.

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