Eduardo Ortega Socorro // Miguel Fernández de Vega // Revista Medica , 11-01-2015 - Nº 219 .
Esta Vasca “del mismo Bilbao” fue una de las responsables de poner fin al Insalud y transferir sus competencias a las comunidades autónomas, aunque advierte de que algunas de estas cuestiones requerirían una recentralización, dado que las iniciativas regionales están quebrando la equidad en el acceso al medicamento en España.
Directora de Relaciones Institucionales de PharmaMar, no descarta reincorporarse a la Administración pública, aunque nunca lo haría con Pablo Iglesias al timón del Estado.
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¿Volvería a la Administración?
En determinadas condiciones, seguramente sí.
¿Como cuáles?
Por ejemplo, lo de tener plenos poderes sería un sueño hecho realidad para cualquiera. Eso sería lo más atractivo, el caramelo. Luego habría que pensarlo mucho, porque nadie te suele dar plenos poderes para nada. El Ministerio de Sanidad nunca está aislado.
Fue fundadora del departamento de Relaciones Institucionales de PharmaMar en los prolegómenos de la crisis.
PharmaMar es lo contrario de una gran multinacional radicada en España. Cuando estaba en una multinacional como Sanofi, trabajábamos en desarrollar los temas de la filial, pero ahora estamos más centrados en sacar cuestiones de Market Access no solo en España, sino en todos los países en los que tenemos presencia. Es más: solo el 10 por ciento de nuestras ventas se producen en España, y el resto en países de la Unión Europea.
En comparación con los estados del entorno, ¿tan malo es el modelo legislativo farmacéutico español como dan a entender los laboratorios?
El problema que tiene el sistema español es la descentralización, y en ese sentido es casi tan malo, o parecido, como lo que ocurre en Italia, donde también existen complicaciones similares. Pasan también en el Reino Unido y Alemania, pero en España son más intensas. La cuestión es que en estos países han aprendido a coordinarse, pero aquí nos está resultando más difícil, quizá porque nuestra descentralización es más joven. Solía decir, aunque ahora ya se me vaya a acabar el argumento, que España ha tenido un sistema autonómico adolescente, y en la adolescencia cada comunidad busca su propia identidad. Y en esta búsqueda, las regiones renegaban de papá Estado. Sin embargo, estos adolescentes ya llevan un proceso de maduración demasiado lento (risas).
Desde la perspectiva que da el tiempo, ¿qué le ha agradado más, su trabajo en Sanofi o el que ahora hace en PharmaMar?
Esto es como tener que elegir entre papá y mamá. Desde luego, tuve una experiencia extraordinaria en Sanofi. Allí tuve una jefa excelente y para demostrarlo solo hay que ver dónde está ahora Belén Garijo, de la que aprendí muchísimo. Pero PharmaMar me parece una empresa para trabajar muy ilusionante, que tiene muchos proyectos, recorrido y capacidad de expansión. Y está el aspecto internacional, que me parece una forma de conocer el mundo.
El proyecto está liderado por José María Fernández Sousa Faro, que realmente cree en la innovación. Además, tiene claro que es una iniciativa para el futuro. Es una de las personas más perseverantes que he conocido en mi vida y que más fe tiene en PharmaMar, y de hecho se dedica a ella más que ninguno.
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