10 febrero 2011
Avastin . Malas noticias para un fármaco estrella contra el cáncer . El Riesgo de muerte es mayor con Avastin que con quimioterapia sola .
*.- Un nuevo análisis levanta sospechas sobre el uso de Avastin .
*.- Podría aumentar la mortalidad de los pacientes tratados con él .
Hace pocas semanas, EEUU decidió prohibir el uso de bevacizumab (más conocido por su nombre comercial Avastin) para el tratamiento del cáncer de mama. Una de las razones alegadas es que sus beneficios no parecen ser superiores a sus riesgos. Ahora, los resultados de una revisión ahondan en el tema de su seguridad al detectar un pequeño aumento de la mortalidad que invita a reconsiderar en qué situaciones debe usarse este fármaco 'superventas'.
El trabajo, publicado en la revista 'Journal of the American Medical Association', analiza los datos de 16 ensayos clínicos en los que se comparó el uso combinado de bevacizumab más quimioterapia o terapia biológica frente a estos dos tratamientos por separado en pacientes con distintos tipos de cáncer (colon, riñón, próstata, pulmón, mama y páncreas). Su conclusión es que "añadir este fármaco a la terapia antineoplásica se asocia con un aumento significativo del riesgo de sufrir reacciones adversas fatales", apunta el trabajo.
Basándose en la información de más de 10.000 pacientes, los autores concluyeron que aquellos tratados con Avastin tenían un riesgo 1,5 veces superior de sufrir un efecto secundario letal en comparación con los demás. Aunque se trata de una probabilidad pequeña (2,5%), los autores sugieren que el tratamiento con este fármaco se "debe reconsiderar" y "es importante para los médicos y los pacientes que entiendan y reconozcan los riesgos".
Algo que, según Ricardo Cubedo, oncólogo del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), ya se había observado. "Sabemos que Avastin tiene toxicidad y que hay que tener cuidado con las perforaciones [gastrointestinales] y las hemorragias", explica a ELMUNDO.es. El problema con este fármaco, según los expertos consultados por este medio, es otro.
Resultados inconsistentes
La historia de Avastin, un anticuerpo monoclonal que inhibe el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, fenómeno del que depende el crecimiento de tumores y metástasis, está llena de altibajos. A pesar de los buenos augurios iniciales, "el desarrollo clínico de bevacizumab incluye éxitos y fracasos decepcionantes", apunta Daniel Hayes, reputado oncólogo de la Universidad de Michigan (EEUU), en un editorial acerca de este estudio. La euforia inicial se ha ido disipando debido principalmente a las sospechas acerca de sus efectos adversos letales y a que Avastin no aumenta la supervivencia global de los pacientes.
"La inconsistencia de los resultados despierta cuestiones importantes: ¿Tiene bevacizumab beneficios específicos contra el cáncer?", se pregunta Hayes. La práctica clínica y el análisis detallado de la respuesta al fármaco sugieren que "funciona bien, pero sólo en pacientes seleccionados", señala este experto. Emilio Alba, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), coincide en que "en algunos pacientes funciona muy bien pero en otros no tiene ningún efecto".
Administrarlo o no
A pesar de esto, Avastin es el fármaco de su familia más utilizado en España y uno de los más empleados en EEUU. Pero es que averiguar qué personas se beneficiarían del tratamiento con Avastin pasa por realizar estudios biológicos que determinen qué biomarcadores predicen este efecto positivo y cuales indican el futuro fracaso. "Habría que hacerlo -subraya Cubedo-; pero, ¿quién lo hace?".
Por un lado, las farmacéuticas "no tienen ningún incentivo para llevar a cabo estas investigaciones", señala este oncólogo. Por otro, "cuestan demasiado dinero para que las hagan otras instituciones". Mientras tanto, bevacizumab se sigue administrando o se prohíbe para ciertos tumores, en función de las decisiones de las diferentes agencias reguladoras (Reino Unido, por ejemplo, ya le impuso serias restricciones).
¿Cuál es la acertada? Para Hayes, los beneficios de su uso generalizado "podrían no estar justificados" dados los "modestos" beneficios detectados y al enorme coste de este fármaco (unos 30.000 euros por paciente).
*.- Podría aumentar la mortalidad de los pacientes tratados con él .
Hace pocas semanas, EEUU decidió prohibir el uso de bevacizumab (más conocido por su nombre comercial Avastin) para el tratamiento del cáncer de mama. Una de las razones alegadas es que sus beneficios no parecen ser superiores a sus riesgos. Ahora, los resultados de una revisión ahondan en el tema de su seguridad al detectar un pequeño aumento de la mortalidad que invita a reconsiderar en qué situaciones debe usarse este fármaco 'superventas'.
El trabajo, publicado en la revista 'Journal of the American Medical Association', analiza los datos de 16 ensayos clínicos en los que se comparó el uso combinado de bevacizumab más quimioterapia o terapia biológica frente a estos dos tratamientos por separado en pacientes con distintos tipos de cáncer (colon, riñón, próstata, pulmón, mama y páncreas). Su conclusión es que "añadir este fármaco a la terapia antineoplásica se asocia con un aumento significativo del riesgo de sufrir reacciones adversas fatales", apunta el trabajo.
Basándose en la información de más de 10.000 pacientes, los autores concluyeron que aquellos tratados con Avastin tenían un riesgo 1,5 veces superior de sufrir un efecto secundario letal en comparación con los demás. Aunque se trata de una probabilidad pequeña (2,5%), los autores sugieren que el tratamiento con este fármaco se "debe reconsiderar" y "es importante para los médicos y los pacientes que entiendan y reconozcan los riesgos".
Algo que, según Ricardo Cubedo, oncólogo del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda (Madrid), ya se había observado. "Sabemos que Avastin tiene toxicidad y que hay que tener cuidado con las perforaciones [gastrointestinales] y las hemorragias", explica a ELMUNDO.es. El problema con este fármaco, según los expertos consultados por este medio, es otro.
Resultados inconsistentes
La historia de Avastin, un anticuerpo monoclonal que inhibe el desarrollo de nuevos vasos sanguíneos, fenómeno del que depende el crecimiento de tumores y metástasis, está llena de altibajos. A pesar de los buenos augurios iniciales, "el desarrollo clínico de bevacizumab incluye éxitos y fracasos decepcionantes", apunta Daniel Hayes, reputado oncólogo de la Universidad de Michigan (EEUU), en un editorial acerca de este estudio. La euforia inicial se ha ido disipando debido principalmente a las sospechas acerca de sus efectos adversos letales y a que Avastin no aumenta la supervivencia global de los pacientes.
"La inconsistencia de los resultados despierta cuestiones importantes: ¿Tiene bevacizumab beneficios específicos contra el cáncer?", se pregunta Hayes. La práctica clínica y el análisis detallado de la respuesta al fármaco sugieren que "funciona bien, pero sólo en pacientes seleccionados", señala este experto. Emilio Alba, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), coincide en que "en algunos pacientes funciona muy bien pero en otros no tiene ningún efecto".
Administrarlo o no
A pesar de esto, Avastin es el fármaco de su familia más utilizado en España y uno de los más empleados en EEUU. Pero es que averiguar qué personas se beneficiarían del tratamiento con Avastin pasa por realizar estudios biológicos que determinen qué biomarcadores predicen este efecto positivo y cuales indican el futuro fracaso. "Habría que hacerlo -subraya Cubedo-; pero, ¿quién lo hace?".
Por un lado, las farmacéuticas "no tienen ningún incentivo para llevar a cabo estas investigaciones", señala este oncólogo. Por otro, "cuestan demasiado dinero para que las hagan otras instituciones". Mientras tanto, bevacizumab se sigue administrando o se prohíbe para ciertos tumores, en función de las decisiones de las diferentes agencias reguladoras (Reino Unido, por ejemplo, ya le impuso serias restricciones).
¿Cuál es la acertada? Para Hayes, los beneficios de su uso generalizado "podrían no estar justificados" dados los "modestos" beneficios detectados y al enorme coste de este fármaco (unos 30.000 euros por paciente).
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