El Ginecólogo defiende un nuevo test diagnóstico que mide la probabilidad de que el cáncer reaparezca y hasta qué punto sería efectiva la Quimioterapia .
ESTHER AGUADO // Martes, 6 de diciembre del 2016 .
Usted, que iba para aviador, a pesar de pertenecer a una larga estirpe de
médicos, se enamoró de la Medicina por casualidad. ¿Por qué se especializó en
Ginecología? Porque me encantan las mujeres (risas). Fue una corazonada. Me
metí en el hospital como interno, empecé a hacer partos como loco -yo calculo
que llegué al millar al acabar la carrera-, incluso haciendo la mili en La
Granja volvía los fines de semana para hacer guardias. Me entró una locura.
Siempre he tenido mucha entrega y me sigue apasionando mi trabajo.
¿Cómo derivó a la Unidad de Mama? En 1978, por indicación del profesor Del Sol, un catedrático que me animó a dedicarme a la patología mamaria. Por entonces no existía ninguna subespecialidad: cuando llegaba una señora con un bulto se le abría y, si era cáncer, se la hacía una mastectomía (se le quitaba el pecho). No había otra solución. Estudié en París-Norte, donde estaba la única universidad que daba el título de senólogo (el que estudia la mama sana y enferma). Y volví a Madrid, a operar cánceres… ya he alcanzado los 6.000. En los últimos cinco años, se han operado 1.700 mamas en este servicio.
Dentro de poco cumplirá los 40años de profesión, ¿sigue teniendo referentes? Sí, mucha gente en Europa. Y en Catalunya ha existido un movimiento muy importante de senología. Pero lo que más me ha hecho crecer sonlas más de 6.000 mujeres que han pasado por mis manos.
¿De qué se siente más orgulloso? De todas mis enfermas. El trato personal con las pacientes es lo que más satisfacción me da.
¿Uno aprende a dar malas noticias? Siempre se pasa mal. Pero lo que yo les digo a mis alumnos es que lo más difícil es lograr que una mujer con cáncer logre salir con una sonrisa de esperanza de la consulta. Es decisivo transmitir que hay muchas probabilidades de que se cure. Es un momento muy duro.
¿Más duro que cuando se opera? Es diferente. Operando se requiere destreza y tienes un equipo contigo pero, al comunicar, estás solo frente a la paciente. Hay tantos sentimientos,esperanzas, miedos puestos sobre la mesa... Con ella, desde ese momento, comienzas una relación de dependencia para toda la vida.
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¿Cómo derivó a la Unidad de Mama? En 1978, por indicación del profesor Del Sol, un catedrático que me animó a dedicarme a la patología mamaria. Por entonces no existía ninguna subespecialidad: cuando llegaba una señora con un bulto se le abría y, si era cáncer, se la hacía una mastectomía (se le quitaba el pecho). No había otra solución. Estudié en París-Norte, donde estaba la única universidad que daba el título de senólogo (el que estudia la mama sana y enferma). Y volví a Madrid, a operar cánceres… ya he alcanzado los 6.000. En los últimos cinco años, se han operado 1.700 mamas en este servicio.
Dentro de poco cumplirá los 40años de profesión, ¿sigue teniendo referentes? Sí, mucha gente en Europa. Y en Catalunya ha existido un movimiento muy importante de senología. Pero lo que más me ha hecho crecer sonlas más de 6.000 mujeres que han pasado por mis manos.
¿De qué se siente más orgulloso? De todas mis enfermas. El trato personal con las pacientes es lo que más satisfacción me da.
¿Uno aprende a dar malas noticias? Siempre se pasa mal. Pero lo que yo les digo a mis alumnos es que lo más difícil es lograr que una mujer con cáncer logre salir con una sonrisa de esperanza de la consulta. Es decisivo transmitir que hay muchas probabilidades de que se cure. Es un momento muy duro.
¿Más duro que cuando se opera? Es diferente. Operando se requiere destreza y tienes un equipo contigo pero, al comunicar, estás solo frente a la paciente. Hay tantos sentimientos,esperanzas, miedos puestos sobre la mesa... Con ella, desde ese momento, comienzas una relación de dependencia para toda la vida.
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