11 noviembre 2016

Los probióticos mejoran las funciones cognitivas en pacientes con alzhéimer .

Los suplementos probióticos mejoran en solo 12 semanas los resultados de los test de cognición de pacientes con la enfermedad de Alzheimer . 
Flora intestinal
Flora intestinal - ARCHIVO
M. LÓPEZ - Madrid 

Cada vez hay más evidencias  de que la flora intestinal –esto es, las especies bacterianas que, en su inmensa mayoría beneficiosas, habitan en nuestro intestino– juega un papel en nuestra salud que va mucho más allá de la regulación de nuestras digestiones. Por ejemplo, ya se sabe que la composición de la flora intestinal condiciona nuestro riesgo de diabetes. Y asimismo, que su efecto llega a órganos tan distantes como el cerebro. De hecho, la alteración de la composición de esta flora que causan los antibióticos parece que ayuda a disminuir la cantidad de placas de beta-amiloide que dan lugar al alzhéimer. Pero, ¿no hay una forma más segura de influir sobre la flora intestinal y, así, tratar esta enfermedad neurodegenerativa? Pues según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de las Ciencias Médicas de Kashan (Irán), es muy posible que sí. Y para ello solo habría que tomar probióticos.

Como explica Mahmoud Salami, director de esta investigación publicada en la revista «Frontiers in Aging Neuroscience», «en un trabajo previo ya habíamos observado que el tratamiento con probióticos revertía el deterioro de la memoria y del aprendizaje visual en ratas con diabetes, pero esta es la primera vez que vemos que la suplementación con probióticos tiene un beneficio sobre la cognición en seres humanos con deterioro cognitivo».

Más allá de la digestión

Ya se sabe que los probióticos –es decir, los alimentos que contienen microorganismos vivos con actividad intestinal– son eficaces a la hora de tratar distintas enfermedades del tracto digestivo, caso de las diarreas de origen infeccioso, el síndrome del intestino irritable, la enfermedad inflamatoria intestinal. Y asimismo, que ayudan a combatir las alergias, la periodontitis y los resfriados. Unos beneficios que, según sugieren los estudios, se explican por la relación que guarda esta flora intestinal con nuestro sistema inmune.

Pero aún hay más. Hace ya tiempo que se planteó la posibilidad de que, dado que parece haber una comunicación bidireccional entre la flora intestinal y el cerebro a través del sistema nervioso, el sistema inmune y los circuitos hormonales –lo que los científicos han denominado el ‘eje microbiota-intestino-cerebro’–, los probióticos también potencien las funciones cognitivas. No en vano, los estudios llevados a cabo con modelos animales –ratones– han constatado que los probióticos no solo reducen los síntomas de la depresión y la ansiedad, sino que también mejoran la memoria y el aprendizaje. Y además de en los animales, ¿esto también sucede en los humanos?.

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