05 abril 2016

Los satélites espía del cáncer .

LUIS QUEVEDO /// Nueva York /// 05/04/2016 .

El cáncer es una enfermedad del genoma. Hoy los científicos conocen al enemigo mucho mejor que antaño y saben que detrás de un aparentemente idéntico tumor en el pulmón -colon, páncreas, cerebro- de dos pacientes se esconden dos problemas potencialmente muy distintos. Los muchos caminos genéticos que conducen a que una célula escape del férreo programa biológico que controla su crecimiento y división para convertirse en cancerosa, aunque no infinitos, sí son enormes.

En los últimos años, gracias a la rutinaria secuenciación de las biopsias tumorales, los pacientes se han podido beneficiar de una creciente personalización en el tratamiento: medicamentos especialmente efectivos contra un tipo de tumor o cócteles de quimioterapia cuyo cociente entre efectos secundarios y meses de vida arrebatados al cáncer sólo tiene sentido en casos muy concretos.Dos problemas, sin embargo, complican la labor de los oncólogos, por un lado, no se puede biopsiar con frecuencia y, además, producto de su rápida y caótica división, "los tumores son heterogéneos, es decir, si biopsias una zona del tumor eso no es garantía de que refleje la totalidad del tumor", explica a EL MUNDO el doctor Josep Baselga, director médico del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York.

En la guerra contra el enemigo, querríamos la mejor inteligencia -conocer la totalidad de las mutaciones de un tumor o sus metástasis todo el tiempo- pero nuestros espías sólo pueden acceder a fragmentos de información, de vez en cuando.

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