1 de Febrero, 2017 // Con información de Dmedicina.com .
El cáncer de próstata es el tumor maligno más frecuente en los hombres. Según los datos del Registro Nacional de Cáncer de Próstata, en el que participan un total de 24 hospitales desde el año 2010 y más de 4.000 varones, cada año se diagnostican en nuestro país 25.000 nuevos casos. Es una patología tan común que, cuando se examina el tejido prostático obtenido tras una intervención quirúrgica o en una autopsia, se encuentran tumores en el 50 por ciento de los hombres mayores de 70 años y prácticamente en todos los que superan los 90 años. Parte de ellos no llegan a ser conscientes de la enfermedad ya que, especialmente en las fases iniciales, el cáncer de próstata puede ser asintomático o presentar síntomas leves que pueden confundirse con los de otras patologías como la hiperplasia benigna de próstata o la infección urinaria.
Cada año, este tipo de cáncer cuesta la vida a unos 5.500 hombres en España, lo que lo convierte en la enfermedad oncológica con mayor índice de mortalidad, solo después del cáncer de pulmón, de acuerdo con los datos del Grupo Español de Tumores Genitourinarios – Oncología Médica (Sogug) del Hospital 12 de Octubre de Madrid. Una detección precoz del tumor es clave para mejorar el pronóstico. De acuerdo con el Registro, la supervivencia global de los pacientes tratados supera el 90 por ciento a los tres años del diagnóstico. “Afortunadamente, el 90 por ciento de los enfermos se diagnostica en la etapa localizada (cuando el tumor está limitado a la próstata)”, explica José Manuel Cózar, presidente de la Asociación Española de Urología. En esta fase “se puede curar al paciente con cirugía, con terapia local o con radioterapia externa”, afirma el experto.
Las campañas de sensibilización toman en cuenta al 10 por ciento restante, que corresponde a los pacientes a los que se les diagnostica cáncer de próstata en estado avanzado (el 4 por ciento de ellos, con metástasis). En declaraciones a Diario Médico, Cózar ha hecho hincapié en la importancia de concienciar a la población masculina de la necesidad de acudir al médico de atención primaria para que derive al especialista ante la aparición de síntomas prostáticos. “El problema es que los hombres a veces son vanidosos y ocultan los síntomas prostáticos, que se asocian con la edad avanzada”, opina Cózar. De hecho, la edad frecuente de diagnóstico se produce en torno a los 60-70 años, y solo en un 17 por ciento de los casos el paciente tiene menos de 60 años.
Otro obstáculo para el diagnóstico temprano de la enfermedad puede ser la dificultad para reconocer los síntomas. Estos son los más frecuentes:
Sensación de irritación y escozor al orinar.
Polaquiuria: Aumento del número de micciones durante el día, que suelen ser de escasa cantidad.
Necesidad de levantarse por la noche varias veces para miccionar.
Poca fuerza del chorro de la orina.
Infecciones urinarias frecuentes.
Litiasis vesical: Propensión a la formación o presencia de cálculos en la vesícula.
Goteo posmiccional.
Hematuria o presencia de sangre en la orina: Este síntoma suele manifestarse cuando los tumores son localmente avanzados.
En un estado avanzado de la enfermedad, cuando el tumor se ha extendido fuera de la próstata, son frecuentes otros síntomas como edema o hinchazón, debilidad o incluso pérdida de fuerza en las piernas, dolores óseos, insuficiencia renal, pérdida de apetito y de peso o anemia.
“El riesgo actual de padecer cáncer de próstata se sitúa en un 20-25 por ciento, lo que significa que uno de cada cuatro o cinco varones españoles será diagnosticado de cáncer de próstata a lo largo de su vida”, alerta el presidente del Sogug, Daniel Castellano. Por esta razón, los especialistas recomiendan consultar al facultativo en caso de que se detecte alguno de los síntomas. Es importante que las personas con mayor probabilidad de contraer la enfermedad se sometan a controles médicos de forma frecuente, en especial, aquellos hombres con antecedentes de cáncer de próstata en su familia directa. Como explica Cózar, “a hermanos o hijos de pacientes se les realiza una vigilancia más estrecha a partir de los 45 años”, a pesar de que “nueve de cada diez casos aparecen en mayores de 65 años”, según Castellano.