Corría el año 1939. La guerra civil española había terminado y empezaba la segunda guerra mundial. En un contexto tan poco proclive a aventuras empresariales los hermanos Fernández López de Lugo, propietarios de mataderos en Porriño y Mérida, arriesgan con una nueva idea de negocio: las plantas medicinales gallegas pueden utilizarse para la fabricación de fármacos. Y en colaboración con un importante grupo de científicos, encabezados por el profesor Fernando Calvet, crean Zeltia.Setenta y cinco años después el hijo de uno de los fundadores, José María Fernández Sousa, habla con orgullo de cómo esta empresa ha conseguido comercializar el primer fármaco antitumoral de origen marino, Yondelis. Y sentencia que, tras "baches y altibajos", la compañía está en "un muy buen momento".
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