“No lamento no ejercer de médico, porque me cuesta aceptar la frustración ante el paciente por el que no se puede hacer nada. ¡Es tan injusto que un niño muera por una leucemia! Como investigador, puedes pensar: ‘No ayudo a este enfermo, pero quizá sí a otros en el futuro” .
“Las terapias moleculares suponían el 5% de los tratamientos a mediados de los años 80; hoy son el 30% y de aquí a 10 años serán el 50%” .
Texto de Marta Ricart y fotos de Mané Espinosa 26/02/2017 .
Destaca internacionalmente en el estudio de la epigenética, el mecanismo que regula la actuación de los genes y explica en muchos casos de cáncer por qué la enfermedad es distinta en una persona u otra. Su investigación busca obtener fármacos a medida de cada tumor y paciente.
Manel Esteller (Sant Boi, Barcelona, 1968) dirige el programa de Epigenética y Biología del Cáncer del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (Idibell) y es profesor de la Universitat de Barcelona (UB). En su laboratorio trabajan 70 personas (20 en su grupo de investigación) y está frente al hospital de Bellvitge, en l’Hospitalet de Llobregat, en la tercera planta del Duran i Reynals, otro hospital que acoge también al Institut Català d’Oncologia y a pacientes.
Esteller es uno de los investigadores que trabajan en España más citados internacionalmente. Como otros, tras doctorarse, entre 1997 y el 2001, se fue a completar su formación a EE.UU. (a la Universidad Johns Hopkins), donde se internó en una área que pocos conocían entonces, la epigenética, que es lo que regula la expresión de los genes, está influida por factores externos y explica muchas variaciones de una persona a otra. Volvió a España para liderar un laboratorio de epigenética en el entonces naciente Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid y en el 2008 aceptó dirigir un programa que diera gran proyección al Idibell.
Continúa en esa tarea. Es de los que dedican 10 o 12 horas diarias al trabajo, aunque ahora, por su función más de dirección del grupo, destina menos tiempo a investigar del que querría y más a coordinar estudios, buscar fondos... Sí disfruta cuando hace divulgación. Esteller acumula premios, aunque se los toma con tanta filosofía como las críticas. “En la ciencia, como en todo, se tiene seguidores y otros que lo son menos”, dice.A Esteller se le considera uno de los pioneros en la epigenética del cáncer. “Cuando empecé a investigar se estaba descodificando el genoma –explica–, se hablaba mucho de genética y tuve la suerte de participar en identificaciones de genes del cáncer activados sólo por epigenética. Nos aportaron mucha información y pensamos cómo usarlos para identificar cada tipo tumor o hacer fármacos contra esa activación”.
¿Es verdad que no se puede hablar de cáncer como una única enfermedad, al haber muchas clases de tumores, o el mecanismo biológico es común? :
Todos los casos de cáncer tienen cosas en común: son células que crecen, que no mueren, que escapan de donde están, muchos tienen una causa ambiental, hay de tipo hereditario… Pero después, hay tipos de tumores diferentes, y el de sangre es muy distinto al cerebral, el linfoma al de riñón…
¿Por qué hay tipos de cáncer en que se avanza mucho y tienen un elevado índice de supervivencia y otros no? :
La supervivencia varía mucho, sí. Inciden muchos factores. Uno es el diagnóstico precoz. Muere poca gente de cáncer de piel porque se ve; en cambio, no se ve cómo crece un tumor en el pulmón y se detecta cuando es grande y afecta para respirar. Luego, hay tumores que son más resistentes al tratamiento que otros, y hemos conseguido fármacos que son más efectivos en unos tumores que en otros. De leucemia, hay varias decenas de tipos, y en unos se curan casi todos los pacientes, y en otros, un 10%. Y así en todos los cánceres. En los linfomas se ha avanzado más porque es más fácil de estudiar la sangre que en los gliomas, los tumores cerebrales, por ejemplo. En mama se ha avanzado porque ha habido más concienciación social, técnicas de diagnóstico precoz útiles y grandes avances terapéuticos: los primeros fármacos moleculares fueron contra el cáncer de mama.
Fármacos como los que usted investiga. :
Sí. El tratamiento del cáncer es múltiple. La cirugía es lo mejor, sacas el tumor y ya está (si es pequeño). La radioterapia la ayuda. Luego disponemos de la farmacoterapia o quimioterapia. De quimio existe la general, que ha sido muy útil, por ejemplo, para curar cánceres de testículos, algunas leucemias, algunos de mama… Y luego hay una terapia farmacológica más molecular, dirigida a aspectos específicos del ciclo tumoral, por ejemplo, contra un receptor oncogénico en tumores de mama, contra una alteración cromosómica que sólo se da en algunos tipos de leucemia, contra un oncogén que sólo muta en el melanoma, contra el cáncer de pulmón del no fumador en que muta un gen... Cada vez conocemos más aspectos de este tipo. A mediados de los años ochenta estas terapias moleculares suponían el 5% de todos los tratamientos, hoy son el 30% y de aquí 10 años serán el 50%. Es la forma de ir avanzando.
Hay una corriente contra la quimioterapia. :
¡Ha mejorado mucho! Antes era muy dura, ahora el médico considera más al paciente en su conjunto, no sólo el tumor, y se tratan los efectos del fármaco… Y que un 30% de las terapias ya sean personalizadas ayuda.
No dice, por ejemplo, “si identificáramos tal gen...”.¿Qué avances esperan los investigadores en oncología en los próximos años? :
El principal sería que cada vez haya terapias más específicas dirigidas al tumor de cada persona, porque eso reduce los efectos secundarios y aumenta la supervivencia. Es la tendencia creciente. El diagnóstico de los tumores cuando son muy pequeños también ayuda, pero iría bien hallar más técnicas. El cribaje de cáncer de mama ha facilitado que se traten muchos casos. Habría que generalizar igualmente la colonoscopia, en varones y mujeres a partir de los 50 años, para reducir el cáncer de colon…
Es que un solo gen, en cáncer, puede ser relativo, ya que implica factores diversos. Ahora hay muchas expectativas con la inmunoterapia (una terapia en que se estimulan las células de los mecanismos de defensa del paciente para que combatan el tumor), y será otra herramienta muy útil, pero desgraciadamente no creo que sea la solución a todos los cánceres. Esto no pasa sólo con el cáncer, cuando se descubrió la penicilina se pensó que se acabaría con todas las infecciones, pero no todas responden a ella. Aunque, bueno, si descubriéramos una penicilina del cáncer, ya firmaría…
¿Qué descubrimiento le gustaría firmar? :
Si se pudiera hallar un elemento común para tratar todos los cánceres sería perfecto. Hay cosas comunes, pero nada, por ahora, que permita un fármaco común. Por ejemplo, se sabe que el cáncer repara mal el ADN, se trabaja en eso… Como decía, si se pudiera encontrar lo equivalente a la penicilina para el cáncer, aunque luego hubiera tumores resistentes, sería un gran avance, pero cada vez que entras en detalle ves que hay muchos subtipos de tumores. Y ahora, resistencias: al aumentar la supervivencia de los pacientes ya se ve a veces que reaparece un tumor y ya no responde al fármaco con que se había tratado. El cáncer se adapta.
¿Pero usted cree que algún día se podrá prevenir y curar? :
Prevenir ya podemos en buena medida: la prevención de un 30% de los tumores que se registran en el mundo (de pulmón, cabeza y cuello y vejiga) es no fumar. Las vacunas eliminan cánceres como el de cuello de cérvix, algunos linfomas… Ahora, eliminar todos los cánceres es difícil porque es una enfermedad relacionada también con el envejecimiento. Pero es muy diferente tener un cáncer a morir de uno. Te pueden diagnosticar un cáncer a los 60 años y morirte a los 90.
Algunos estudios han establecido una relación entre cáncer y alzheimer:
Si se tiene cáncer, ya no se tendrá alzheimer…
Es una teoría curiosa que se constató en estudios sobre personas de cierta edad… El pico de casos de cáncer suele darse a los 60-62 años, mientras que en el alzheimer es más tardío. Faltan datos biológicos que lo corroboren. Se han manejado más datos epidemiológicos. Pero es interesante.
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