EMILIO DE BENITO // El Pais /// Madrid 1 MAR 2017 .
Si algo insólito es noticia, la nueva inmunoterapia contra el cáncer que ha comenzado a ensayarse en el hospital Gregorio Marañón de Madrid claramente tiene un rasgo noticioso: se trata de un producto 100% español, desde sus pruebas en laboratorio (en este caso en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, CNIO) hasta sus pruebas en humanos (en el hospital madrileño) pasando por su desarrollo industrial (en Bioncotech, en Valencia).
Pero en el mundo globalizado de la ciencia, este aspecto nacionalista es solo una anécdota, aunque, eso sí, al alcance de pocos países (EE UU, las potencias europeas, China,. Rusia, Japón...). Lo normal es que las primeras etapas de la investigación de un medicamento en células o animales se hagan en un centro de un país, luego una empresa externa ponga a punto el proceso industrial y, posteriormente, se ensaya, y que en cada una de estas etapas haya un desplazamiento que muchas veces es internacional.
Lo que no es excepcional en este proceso es lo que ha durado. Si ya decía la zarzuela La verbena de la Paloma que "hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad" –y era en 1894–, este fármaco ha tardado más de 10 años en completar su periplo. Marisol Soengas, del Grupo de Melanoma del CNIO, publicó sus primeros resultados al respecto en 2009 (y así lo contó EL PAÍS), cuando ya habían trabajado tres o cuatro años en él, indica el CNIO, lo que supone que se puede datar el inicio de la investigación en 2005 o 2006. Y el ensayo que acaba de empezar en el Gregorio Marañón y la Clínica Universidad de Navarra es solo una primera prueba de seguridad, lo que indica que faltan oros cuatro o cinco años como mínimo, y si todo va muy bien, para que los pacientes puedan acceder a este fármaco de manera generalizada. Total, más de 15 años para recorrer los 700 kilómetros de un viaje de ida y vuelta entre Madrid y Valencia, una media de 0,005 kilómetros por hora.
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