Desde el éxito de Oryzon, que selló en el 2015 un acuerdo de licencia con la multinacional farmacéutica suiza Roche; el sector biotecnológico catalán vive una situación de auge, con el nacimiento de nuevas compañías y la entrada de capital.
En torno a un tercio de las compañías de este sector se dedican, directa o indirectamernte a la oncología. En Catalunya son al menos una cincuentena y, escala española, la proporción se mantiene. El año pasado, la oncología siguió siendo el área terapéutica con mayor número de medicamentos investigándose (el 30% del total en el caso de compañías nacionales y 50% el caso de multinacionales con filial en España), según la patronal, Asebio.
En Catalunya, las cifras son positivas. Entre el 2010-2013, las empresas del sector captaron unos 100 millones de euros mientras que, en el 2016 ya superaron esa suma, aunque no todo fue para el cáncer, según Biocat.
CENTROS DE INVESTIGACIÓN
De hecho, cada ocho días nace una nueva firma de ciencias de la vida en Catalunya, a razón de 45 al año (hasta el 2010 eran 35). En general son 'spin-off', surgidas de centros de investigación, desde el Institut de Recerca Biomédica Barcelona (IRB Barcelona) al Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR).
El atractivo de la actividad ha hecho que el capital no solo provengan ya de inversores nacionales sino foráneos. Son fondos,(nunca suficientes) que, a la larga, sevirán para alianzas con grandes farmacéuticas, que invierten en las fases de desarrollo más avanzadas de los tratamientos y fármacos que, a la vez, suelen estar lejos del alcance de las pequeñas biotecnológicas.