Investigadores del proyecto PREDIMED –un estudio de intervención nutricional para evaluar la eficacia de la dieta mediterránea en la prevención primaria de enfermedades cardiovasculares– llevaron a cabo un ensayo clínico controlado y aleatorio con hombres y mujeres de 55 a 80 años de edad con alto riesgo de sufrir enfermedades del corazón.
Los participantes fueron asignados al azar a una dieta: un grupo seguía una dieta mediterránea complementada con aceite de oliva virgen extra, otro seguía una dieta mediterránea complementada con frutos secos y otro una dieta baja en grasa (grupo control).
En el estudio, el equipo de investigación –liderado por Jordi Salas-Salvadó, de la Universidad Rovira i Virgili (URV)– analizó los efectos de la dieta mediterránea a largo plazo sobre el síndrome metabólico en 5.801 personas. Casi el 64% (3.707) de los participantes tenían síndrome metabólico al inicio del estudio.
Después de un periodo de seguimiento de 4,8 años de media, los investigadores descubrieron que las personas que pertenecían a los dos grupos que habían seguido la dieta mediterránea –complementada con frutos secos y aceite de oliva– disminuyeron el perímetro de la cintura (obesidad abdominal) y los niveles de glucosa a la sangre. De este modo 958 participantes del estudio (28,2%) dejaron de tener los criterios que definen la presencia de síndrome metabólico.
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