Sergio Ferrer , 30/09/2014 .
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Los ojos de este animal son capaces de distinguir la luz polarizada –aquella que vibra en un mismo plano–, algo imposible para los seres humanos. “La gamba no puede ver el cáncer”, aclara el coautor del estudio e investigador de la Universidad de Washington en San Luis (EEUU), Viktor Gruev, “pero ha inspirado nuestra tecnología de detección inteligente que sí lo hace”.
De esta forma, el reflejo que causa este tipo de luz sobre las células del organismo, permite al sensor distinguir un tejido cancerígeno de uno sano, para así detectar gran variedad de tumores e incluso visualizar la actividad cerebral. Algo que, de momento, han logrado en ratones con su primer prototipo.
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