En 1978, Donna Summer coronaba una espléndida década, jalonada con varios premios Grammy, con el galardón por excelencia del mundo del cine, el Óscar, por la mejor canción de una película, "Last Dance", sin duda lo mejor de "¡Por fin es viernes!".
Donna Summer, que también aparecía en el filme, aportó lo más recordado de esta cinta y otro himno disco para su repertorio, repetido hasta la saciedad en innumerables películas y en los programas que, en el siglo XXI, querían alumbrar jóvenes estrellas de la canción, como "American Idol" u "Operación Triunfo".