Tratar las células oncológicas como si fueran virus o bacterias es una de las aspiraciones médicas de los expertos. La idea es muy sencilla: educar al sistema inmunitario para que se encargue de destruirlas. La Clínica Universitaria de Navarra va a ensayar con 37 personas (todavía está reclutando voluntarios) la puesta en práctica de esta idea. Para ello, ha escogido uno de los tumores más devastadores que existen: los glioblastomas, una enfermedad cerebral que afecta a unas 2.400 personas, de las que sólo un 5% sobrevive a los cinco años.
La técnica consiste en fabricar vacunas individualizadas. En la teoría es muy sencilla de explicar, pero no tanto de conseguir: primero hay que obtener células tanto del tumor de la persona como de su sistema inmunitario. Luego se cultivan conjuntamente. En este paso las células dendríticas (responsables de la defensa del organismo) tienen que aprender a identificar las proteínas que indican que están ante un tumor. Luego, se reinyectan al paciente, y se supone que su sistema inmunitario aprenderá así a detectar el cñancer, atacarlo y destruirlo.
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