... Aprobación del Yondelis en EEUU .
«Era algo esperado porque era absurdo que no se vendiera en Estados Unidos, cuando se vende en más de 80 países. Por eso, la gente se estuvo posicionando en octubre y, después, hizo caja», explica Álvaro Arístegui, de Ahorro Corporación.
«Desde los mínimos de agosto, la acción había subido casi un 20 por ciento por las expectativas de la aprobación. Nosotros contábamos con ello y lo teníamos metido en los números», coincide Elena Fernández, de Intermoney Valores.
No obstante, varios especialistas coinciden en señalar que la compañía tiene otros catalizadores en el horizonte que sí podrían impulsar el valor en el medio plazo.
El más inmediato es la posible salida a bolsa en Wall Street, un acontecimiento que incrementará la visibilidad de la compañía entre los grandes inversores institucionales del mundo.
«Esto sería probablemente en la segunda mitad de 2016. Y sería positivo porque Estados Unidos es un mercado mucho mayor, donde hay fondos especializados en biotecnología», relata Elena Fernández.
También Arístegui cree que la cotización en Wall Street podría «ser un catalizador, pues compañías de este tipo en Estados Unidos alcanzan valoraciones muy superiores».
«Aunque la operación suponga una cierta dilución porque se hará una ampliación de capital de entre 75 y 100 millones de euros, según mis cálculos, puede ser un catalizador si ese dinero se emplea en el desarrollo de productos», dice por su parte Ana Isabel González, de Beka Finance.
Una de las medidas que la compañía ha tomado para prepararse de cara a la aventura americana es una fusión inversa con su filial de biotecnología Pharmamar (fabricante de Yondelis).
«Zeltia es un conglomerado que tiene una parte química. Ahora, la compañía quiere dejar claro que el núcleo de su empresa es el negocio biofarmacéutico», de cara a explicar mejor su negocio a los inversores en Estados Unidos relata Arístegui.
En todo caso, la medida no debe preocupar a los inversores, a los que no afectará en nada, más allá de que la compañía pasará a cotizar como Pharmamar en lugar de Zeltia, el 2 de noviembre. «Lo que se va a hacer es un canje de una acción por otra, que no tiene ningún impacto fiscal para el accionista», cuenta Ana Isabel González.
Precisamente y de cara a destacar el negocio estratégico de la compañía, una de las opciones que hay sobre la mesa es la venta del negocio de química de gran consumo, otro de los hitos que podrían impulsar el valor, según Fernández. «Creemos que sería bueno, sobre todo para salir en Estados Unidos. Porque irían como una pura «biotech» y no como una química con una parte de biotecnología», dice. Si bien, hay quien piensa que Zeltia podría encontrar dificultades para identificar a un comprador que quiera pagar un precio adecuado.
Por último, hay otro factor del que están pendientes los analistas: la cartera de nuevos fármacos, lo que los expertos llaman «pipeline» y que en fútbol se conoce como «cantera».
«Lo más interesante de la compañía está por venir. Tiene un producto, el PM1183, que está en fase III en cáncer de ovario platino-resistente. Los resultados de la fase II fueron muy positivos y hay un hueco en el mercado», relata González, quien añade que el mismo fármaco también podría emplearse en cáncer de pulmón microcítico, que supone en torno al 15-20 por ciento del cáncer de pulmón y no cuenta con tratamientos eficaces, a diferencia del de ovario. «Ahí sí que podría posicionarse fuerte. El mayor revulsivo sería éste y el mercado aún no lo ha recogido», dice.
nuevos productos
No obstante, avisa de que habrá que esperar al menos un par de años para que el fármaco llegue al mercado y, eso, suponiendo que los ensayos tengan éxito, pues hay que tener en cuenta que «todos estos desarrollos tienen un riesgo regulatorio».
Precisamente, este riesgo regulatorio es la principal dificultad a la hora de valorar este tipo de compañías, tal y como explica Arístegui: «Haces una valoración conservadora teniendo en cuenta que los medicamentos se aprueben. Pero, si finalmente se aprueban, la empresa vale mucho más y, si no se aprueban, mucho menos». Esto es lo que ha motivado tanta especulación en torno a Zeltia en los últimos años.
De cara al futuro, Arístegui recomienda comprar con un precio objetivo de 5,80 euros, muy por encima de los 4,60 del consenso de los analistas recogido por Bloomberg. Arístegui la valora así porque considera que el nuevo antitumoral tiene «incluso más potencial que Yondelis» y el mercado irá reconociéndolo, aunque no a corto plazo, cuando espera que la acción «se quede un poco parada porque las noticias relevantes ya han sido». En ese sentido, cree que una buena estrategia sería aprovechar la recogida de beneficios «para posicionarse a largo plazo».
En cambio, no todos los analistas son positivos con el valor. Felipe Echevarría, de Sabadell, por ejemplo, cree que todas estas noticias están en precio y descarta entrar en Zeltia, donde -con un precio objetivo de 4,3 euros- «no queda potencial».