Texto de Marta Ricart 09/09/2018 .
En los últimos tiempos, el plazo para crear un medicamento se ha alargado, el coste ha subido y, pese a los avances científicos, no se ha multiplicado la producción. De hecho, muchos médicos se quejan de la falta de tratamientos innovadores en sus especialidades. Guste o no, desarrollar nuevos fármacos y salvar vidas con ellas depende de algo tan prosaico como que las inversiones sean rentables y que los números cuadren.
Una enfermedad tan terrible y extendida como el alzheimer no tiene cura tres décadas después de que se empezara a tratar. Ni existe un medicamento que cronifique el deterioro cognitivo que causa. Los neurólogos se quejan de que disponen de un abanico de fármacos bastante limitado. De los más usados, el primero salió en 1984, otro en 1993, otro 10 años después… Hace varios años que no salen realmente nuevos.
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