*.- Somos conscientes de que esta es una apuesta a blanco o negro, o es efectivo el fármaco o no lo es.
*.- Entonces, cuando estás en este mercado y estás en esta apuesta tienes que saber que hay cosas que te saldrán bien y hay cosas que se van a caer por el camino.
*.- Ahí lo que tienes que hacer es seguir adelante e intentándolo con todas tus fuerzas para que lo que venga detrás salga adelante.
*.- Al final si no apostamos por empresas que desarrollen e inviertan en tecnología o en biotecnología, no seremos capaces de salir de la burbuja inmobiliaria.
Por Gonzalo Barroso // 30 abril, 2018 .
“Si no tuviéramos investigación y desarrollo y no sacáramos nuevos productos al mercado no podríamos existir”. Así de contundente se muestra Carmen Eibe, directora de Coordinación de Proyectos de PharmaMarcuando define la importancia de la innovación para esta empresa biofarmacéutica. La I+D+i, asegura, “va en el ADN” de esta compañía dedicada a desarrollar y comercializar bioproductos antitumorales de origen marino. Es decir, toda una apuesta por cubrir todas las fases que conlleva el sacar al mercado un nuevo medicamento. Y eso implica grandes riesgos y algún tropiezo por el camino, dado que la innovación y los procesos en el ámbito biotech conllevan plazos e inversiones mucho más grandes que en otros sectores. Sin embargo, en su opinión, el éxito pasa por fijar con valentía los objetivos y el punto de mira en el largo plazo.
¿La biotecnología, en este caso en el ámbito farmacéutico, puede entenderse sin la innovación?
No. Lo que pasa es que el concepto de innovación muchas veces queda difuso en un sector que apuesta por la investigación y el desarrollo de nuevos productos, diagnósticos o dispositivos médicos. Es importante porque además es un mercado altamente regulado y tienes que llegar el primero, antes que nadie a sacar el producto. Para nosotros la innovación lo que supone es un nuevo producto ante todo y esos nuevos productos muchas veces tienen un componente tecnológico que hace que se innove a lo mejor en los procesos que estás realizando, en los protocolos o en la forma de hacer los ensayos clínicos, en las tecnologías que puedes aplicar para el diseño de esos fármacos… O incluso se está innovando en estadios más tempranos preclínicos con el uso tanto de células que en el diseño pueden ser innovadoras o de investigación in vivo, que también tiene un componente de innovación muy importante.
¿Cómo innova PharmaMar, qué política de I+D+i tiene?
Tenemos un equipo humano que está formado por técnicos de primer nivel y ellos son los que traen la innovación a la compañía. Es decir, primero porque estamos muy abiertos a escuchar y entender lo que están haciendo los demás; y en la medida de lo posible, si podemos colaborar con ellos para sacar nuevos productos o para introducir esas innovaciones dentro de nuestros procesos, lo vamos a hacer o a intentar.
En general lo que hacemos es escuchar a los demás, ser vigilantes con lo que se está haciendo en multitud de campos y a muchos niveles e intentar de alguna forma, mediante la colaboración, trabajar con ellos para poder introducirlos en nuestros procedimientos.
Os dedicáis al descubrimiento, desarrollo y comercialización de bioproductos antitumorales de origen marino. ¿Cómo puede haber productos antitumorales de origen marino?
Igual que antes se utilizaban las plantas y los componentes que nos da la naturaleza terrestre, lo que hizo PharmaMar es rastrear de una forma metodológica lo que podía aportar el mar puesto que ocupa el 95% de la biosfera. La vida se originó en el mar, allí existen muchos microorganismos y macroorganismos que pueden aportarnos sustancias interesantes para desarrollar contra el cáncer. Pero del mar han salido antibióticos, productos contra el dolor…
Es una fuente natural que puede aportar un valor añadido a la compañía, porque nadie antes que nosotros había realizado una búsqueda sistemática. Lo que hacemos es utilizar los productos marinos como inspiración porque luego todos nuestros procesos son en realidad bioquímicos.
Se habla muchas veces de la diferencia de innovar en el ámbito de las TIC, donde los resultados y los plazos son más inmediatos, con respecto a hacerlo en el sector biofarmacéutico, que maneja plazos mucho más largos.
Tiene la dificultad de que los desarrollos son muy largos y la inversión que tienes que realizar también se multiplica mucho porque no estamos hablando de proyectos a 2 o 3 años. Eso es una desventaja pero hay que entender que los productos cuando salen al mercado tienen que ser seguros y eficaces y eso implica hacer una serie de ensayos y de desarrollos en los que intervienen pacientes, que son la prioridad de la compañía. Y si estás tratando con pacientes y estás reclutándolos, tienes que tener paciencia porque los resultados no los vas a tener inmediatamente sino a largo plazo. Es una apuesta a largo plazo pero no hay otra.
Supongo que el camino de la innovación en el que está metida PharmaMar está lleno de aciertos, pero no está exento de riesgos. ¿Saber innovar es también saber afrontar los riesgos y los fracasos?
Somos conscientes de que esta es una apuesta a blanco o negro, o es efectivo el fármaco o no lo es. Entonces, cuando estás en este mercado y estás en esta apuesta tienes que saber que hay cosas que te saldrán bien y hay cosas que se van a caer por el camino. Ahí lo que tienes que hacer es seguir adelante e intentándolo con todas tus fuerzas para que lo que venga detrás salga adelante.
Esto quizás es algo que en España nos cuesta un poco, ¿no es así?
No tenemos cultura realmente de riesgo y emprendimiento en este sector. Hay muy pocas farmacéuticas que realmente estén apostando por una investigación y desarrollo novedosos que no sea la de hacer un medicamento genérico, que ahí lo tienes mucho más fácil.
Una asignatura pendiente en España en torno a la innovación es transmitir la importancia que tiene. ¿Cómo podéis hacerlo más desde las empresas?
Hace poco leía en un paper de un estudio que habían publicado unos investigadores de una universidad mexicana que habían intentado hacer una modelización de lo que podría impulsar la competitividad de un país. Los resultados empíricos que les salían eran que el apostar por la I+D+i y por la economía del conocimiento, impulsa mucho más la competitividad de un país que el desarrollo de las infraestructuras.
Lo que creo que no hemos sabido transmitir es que si queremos ser competitivos en el futuro, debemos apostar por ciertos sectores que al final den un valor añadido no sólo a la sociedad sino a la economía general del país.
Aunque eso implique no tener resultados inmediatos como ocurre, por ejemplo, en el ámbito de la biotecnología…
Claro. A lo mejor en España se está apostando por una serie de sectores, que está muy bien y tener turismo por ejemplo está fenomenal, pero al final si no apostamos por empresas que desarrollen e inviertan en tecnología o en biotecnología, no seremos capaces de salir de la burbuja inmobiliaria. Al final, ciertos sectores que pueden darte cierto impulso a corto plazo, a la larga no te lo van a dar.
Eso lo han entendido muy bien los alemanes, que en plena crisis aumentaron su presupuesto en I+D+i. Lo ha entendido el Reino Unido, con una nueva política industrial que claramente apuesta por cuatro sectores fundamentales para impulsar la investigación y el desarrollo. Y lo está entendiendo la mayoría de Europa, mientras que nosotros seguimos hablando de lo mismo, sin política industrial y sin una política de I+D+i efectiva.