Rosa Guerrero
De los diversos tipos de demencia que afectan a la población española, el Alzheimer ocupa el primer puesto con un 53% del total. La siguen las demencias vasculares, con un 27%. Más concretamente, el Alzheimer afecta a una de cada diez personas mayores de 65 años y la prevalencia aumenta al 20% en los mayores de 80 años.
La enfermedad se caracteriza por la destrucción general de las células nerviosas en áreas clave del cerebro implicadas en las funciones mentales y cursa de manera lenta y progresiva. El proceso puede durar de 3 a 20 años, con un promedio de 7 a 8 años.
El trastorno se inicia con la acumulación en el cerebro de fragmentos anormales de una proteína llamada beta-amiloide. Esta se forma accidentalmente por la mala disolución de otra, la proteína precursora amiloidea (APP), que se halla de forma natural en las membranas celulares. La APP promueve la formación de células nerviosas y activa las sinapsis neuronales.
Esos fragmentos de proteína forman con el tiempo ovillos neurofibrilares que destruyen lentamente el hipocampo, el centro de los recuerdos. Gradualmente los ovillos se van extendiendo por el cerebro y afectan a otras funciones: la persona pierde la capacidad de decisión, la orientación y el lenguaje. En la etapa final se destruye la parte del cerebro que regula el corazón y la respiración.
Peligros del aluminio para la salud
Diversos estudios publicados, como el de la revista médica The Lancet (vol. 343, 23-Ab-94), confirrman el papel que desempeña el aluminio como precursor de la enfermedad de Alzheimer.
Este metal neurotóxico puede penetrar en el organismo por diversas vías: utensilios de cocina , alimentos enlatados, ciertos fármacos, desodorantes y otros productos cosméticos, vacunas e incluso a través del agua del grifo. Cantidades excesivas de aluminio, junto con una de ficiencia de minerales esenciales, predisponen a padecer la enfermedad.
Una vez este metal entra en el organismo resulta muy difícil expulsarlo, por lo se aconseja evitarlo al máximo.