El oncólogo catalán, que dirigirá el próximo año la Sociedad Europea de Oncología Médica, habla en esta entrevista con ABC sobre cómo financiar tratamientos tan caros como los oncológicos .
ABC /// 27/03/2016 .
Desde el timón de mando de la Sociedad Europea de Oncología Médica (ESMO), que tomará en 2018, el catalán Josep Tabernero, una de las voces más autorizadas en la investigación de terapias moleculares contra el cáncer colorrectal, se ha propuesto «democratizar» la medicina del cáncer para que todos los pacientes, sea cual sea su condición, puedan tener acceso a los últimos tratamientos. Al frente del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO) y del Instituto Oncológico Baselga (IOB), ubicado en el Hospital Quirón y que reúne a los primeras espadas de la especialidad, este prestigioso oncólogo tiene claro que los recursos son limitados y que «en el horizonte de diez años, el sistema público no podrá financiarlo todo». La única fórmula para hacer más «justo» y «sostenible» el sistema pasa, según afirma, por un pacto internacional entre gobiernos y farmacéuticas que permita hacer accesibles los medicamentos a todos los países. «Un mismo medicamento debería tener precios diferentes, según el PIB del país en el que se comercializa y eso sucederá en unos dos años», vaticina el oncólogo en una entrevista concedida a ABC.
-Coincidiendo con el impacto del «tijeretazo» sanitario, algunos hospitales han aumentado su actividad privada para paliar los efectos de la caída de la contratación pública. ¿Se mantendrá esta tendencia en los próximos años?
-Los hospitales tienen derecho a buscar los mecanismos que crean oportunos para subsistir y olvidémomos de que todo sea financiado por el sistema público porque el sistema público en los próximos diez años no podrá financiarlo todo.
-¿Habrá, entonces, menos financiación pública?
-La financiación pública puede que sea la misma pero la medicina se encarecerá. Todo no se puede pagar con los ingresos que tenemos de la actividad norma de un país.
-¿Qué objetivo se plantea durante su etapa al frente de la Sociedad Europea de Oncología Médica?
-Que la medicina oncológica llegue a todo el mundo. Para ello es importante la implicación de los gobiernos y las instituciones.
-¿Hasta ahora se han implicado?
-La implicación ha sido cero pero ha de cambiar porque es una discusión que tienen todos los países. La economía más potente como la americana ya se está planteando qué debe pagarse por por cada medicamento. Las farmacéuticas grandes tienen departamentos enteros pensando cómo hacer modelos para que cada país pueda tener acceso a los fármacos en función de su PIB.
-Eso presupone buena voluntad por parte de las farmacéuticas...
-Sí, si yo fuese ellos daría un precio a los países con un PIB alto y otro precio a los que tienen menos posibilidades. Si el país mejora, que los precios suban, y si empeora el PIB que bajen.
-¿Qué grado de sensibilización al respecto hay en España?
-En España hay una desconexion absoluta entre el precio que se fija para un medicamento y lo que finalmente acaban pagando las comunidades autónomas. Debería cambiar el modelo del Consejo Interterritorial y también la posición que tienen los partidos políticos ante la sanidad. Es un problema de todos, no puede utilizarse como un arma política.
-¿Qué propone?
-Debería hacerse un Pacto Sanitario para decidir qué debe y qué no debe financiarse. Poner baremos de lo que puede costar tratar un enfermo, lo que se debe financiar. Inglaterra ya lo hace, aprieta a la industria farmacéutica. Aquí ese debate no está. Estamos haciendo más trabajo en este sentido los especialistas que los políticos. La Sociedad Europea se ha posicionado mucho al respecto. El futuro pasa por concienciar a la industria farmacéutica y que los técnicos tengan más voz en el debate. Uno de los problemas actuales de la sanidad son los políticos.
-¿Cuando cree que el precio de los medicamentos se fijará en base a la realidad socieconómica de un país?
-Tardaremos entre dos y tres años en ver que el precio de los medicamentos se fija en función del PIB de un país.
-Vayamos a cuestiones menos políticas. ¿Qué potencial tiene la biopsia líquida? y ¿qué condicionantes?
-La biopsia líquida, que permite detectar mutaciones genéticas con gran sensibilidad mediante una simple analítica, no es una alternativa a la biopsia tradicional del tejido. Esta última da información sobre la arquitectura del tumor, la expresión de genes, pero para buscar mutaciones específicas, la sangre es más sensible y más específica. Su potencial es enorme.
-¿Qué «handicaps» presenta?
-Uno, el precio. Otro, que ahora solo estamos buscando los genes fáciles.
-¿Qué puede costar ahora?
-No podría concretarle pero es elevado. Sin embargo, a medida que se generalice su uso, será más accesible. En unos dos años podría costar unos 50 euros, mucho más barato que un TAC.
-Usted dirige la excelencia en oncología desde la parte pública (VHIO), pero también desde la privada (IOB). ¿Cuál es el espíritu del instituto?
-Ofrecer un servicio complementario al de la práctica pública. El IOB ofrece la misma calidad asistencial que la sanidad pública pero mejora el confort a los pacientes. El sistema público es muy bueno pero da de sí lo que da de sí y el privado ha de complementarlo.