En las últimas décadas se han logrado avances muy significativos en la lucha contra el cáncer. Unos avances que, en la gran mayoría de las ocasiones, se han obtenido a partir del análisis por los investigadores de imágenes de las células tumorales. El problema, sin embargo, es que los tumores no habitan en una fotografía o en un portaobjetos de laboratorio. Es decir, no viven en un mundo de dos dimensiones, por lo que las imágenes han omitido aspectos muy importantes del entorno, ciertamente complejo y siempre tridimensional, en el que se localizan los tumores. Y para corregir esta situación, investigadores del Centro Médico Suroccidental de la Universidad de Texas en Dallas (EE.UU.) han diseñado un microscopio de alta resolución que permite la observación de las células tumorales en tres dimensiones y, por tanto, su comunicación con el entorno. Una posibilidad que, hasta ahora, no resultaba factible.
Como explica Erik Wulf, director de esta investigación publicada en la revista «Developmental Cell», «los estudios han demostrado de una forma muy clara que el comportamiento de la célula se ve notablemente influenciado por el entorno. Tal es así que el valor de los experimentos con cultivos celulares que se llevan a cabo en los portaobjetos de laboratorio debe ser, cuando menos cuestionado».
Y en este contexto, destaca Erik Wulf, «nuestro microscopio es una herramienta que puede ofrecernos una mayor comprensión de los mecanismos moleculares que guían el comportamiento de las células tumorales. No en vano, permite la obtención de imágenes de alta resolución de entornos tumorales mucho más realistas».
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