LAURA TARDÓN // Madrid 22/06/2015 .
Gracias a la ciencia básica y al trabajo, año tras año, de investigadores como Tony Hunter, Joseph Schlessinger y Charles Sawyers, los premiados en la séptima edición de los Premios BBVA Fronteras del Conocimiento en Biomedicina, hoy enfermedades como la leucemia mieloide crónica han dejado de ser una sentencia de muerte para convertirse, en la mayoría de los casos, en una enfermedad crónica. Es el ejemplo del que parten los tres galardonados para transmitir a la población que "la cronicidad del cáncer es una esperanza que podemos dar ya a algunos pacientes", señala Sawyers, director del Programa de Oncología Humana y Patogénesis del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (EE UU). El reto consiste en extenderlo a todos los tipos de cáncer y con las peculiaridades individuales de cada paciente.
En los últimos 40 años, el panorama ha cambiado mucho. "Trabajábamos sólo en un grupo de seis genes como posibles causantes del cáncer, y lo hacíamos en ratones", rememora Tony Hunter, catedrático y director del Cancer Center del Salk Institute, de La Jolla, California (EE UU). El objetivo era encontrar el origen del cáncer en humanos. Poco a poco se vio que también "las proteínas estaban implicadas en la constitución de los tumores" y esto "llevó a un nuevo tipo de terapia": los fármacos diana, diseñados para dirigirse específicamente a una mutación determinada. Desde entonces, "trabajamos en qué causa las diferencias moleculares". Resulta esencial diagnosticar "todos los tumores molecularmente, para ver diferencias individuales y personalizar mejor la estrategia terapéutica".
Ha sido un camino difícil, reconoce Hunter, pero "seguimos teniendo desafíos". Muchas veces, las células encuentran la manera de hacerse resistentes al tratamiento. La aparición de resistencias se debe a que en cada tumor hay células con diferentes mutaciones. Cuando mueren las células que tienen la mutación que ataca el fármaco, proliferan aquellas con mutaciones distintas.
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