18 junio 2015

Antraciclinas, uno de los fármacos clave en el tratamiento de muchos tumores como, por ejemplo, el de mama, provoca cardiotoxicidades en la práctica total de las pacientes .

MADRID, 18 (EUROPA PRESS).

Las antraciclinas, uno de los fármacos clave en el tratamiento de muchos tumores como, por ejemplo, el de mama, provoca cardiotoxicidades en la práctica total de las pacientes, según ha informado este jueves la oncóloga médica del Hospital Universitario La Paz de Madrid y representante de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), Pilar Zamora.

Este medicamento, aunque es esencial a la hora de tratar el cáncer, suele producir un daño directo sobre las células del miocardio, causando disfunción ventricular. Tanto es así que, según los expertos, el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca es diez veces superior después de recibir antraciclinas que tras un infarto no complicado.

Además, y a nivel general, varios estudios han demostrado que el tratamiento oncológico, ya sea con radioterapia o quimioterapia, multiplica por tres el riesgo de complicaciones cardiovasculares a medio y a largo plazo, afectando por tanto a la supervivencia de los enfermos. De hecho, la toxicidad cardiovascular secundaria a las terapias contra el cáncer es la causa más frecuente de mortalidad en cáncer de mama o linfoma de Hodgkin.

"La mayoría de los fármacos oncológicos, por no decir todos, tienen potencial para tener efectos cardiovasculares como, por ejemplo, hipertensión arterial", ha apostillado la doctora del servicio de Cardiología del Hospital Universitario La Paz de Madrid, Teresa López, con motivo de la celebración del primer 'Simposio Internacional de Cardio-Oncología', organizado por la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Ramón Areces, con la participación de SEOM.

Estas declaraciones han sido corroboradas por Zamora quien, además, ha comentado que algunos de los nuevos tratamientos diana tienen también potencial de ser cardiotóxicos, provocando arritmias, hipertensión o insuficiencia cardiaca, entre otros.
Otro de los grandes problemas de la toxicidad cardiovascular es que obliga a suspender o modificar el tratamiento oncológico previsto en un 20 por ciento de los pacientes, con el consiguiente aumento en el riesgo de la mortalidad oncológica.

En este punto, el doctor del Cardiology Department del Baylor College of Medicine de Houston (Estados Unidos), Juan Carlos Plana, ha informado de que el 17 por ciento de las mujeres estadounidenses con cáncer tienen que dejar el tratamiento oncológico por estas complicaciones cardiovasculares.

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