20 julio 2014

Por ilógico que se vea, la caja de arena de un gato, podría contener una nueva arma para combatir el cáncer.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Dartmouth, en Estados Unidos, ha descubierto que uno de los parásitos que habita en las heces de gato podría ser la clave para una nueva generación de tratamientos contra la enfermedad.
El parásito, que en su estado natural es bastante peligroso para el ser humano, se llama Toxoplasma gondii. El grupo de Dartmouth, analizando sus efectos en seres humanos, ha descubierto que nuestro sistema inmunológico ataca al parásito de una forma que también resultaría efectiva contra tumores. En otras palabras, el Toxoplasma gondii podría ser empleado para estimular la producción de linfocitos T que ataquen las células cancerosas en las primeras fases de la enfermedad.

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