11 enero 2014
Manel Esteller : Se avecina un gran cambio en la manera de tratar el cáncer . "Solo existe un 10 % de factores heredados de los que es difícil escapar" .
La historia profesional de Manel Esteller (San Baudilio de Llobregat, 1968) incluye un largo recorrido por centros internacionales antes de retornar a España para convertirse en uno de los investigadores en epigenética.
Andrés monte
Haga usted uso de su capacidad divulgadora y explique qué es la epigenética.
Como la propia palabra indica, es aquello que está más allá de la genética. Es todo lo que se añade al material genético y se encarga de regularlo. Como metáfora, podemos ver la genética como el interruptor de la luz y lo que hace la epigenética es encenderlo o apagarlo. Una forma sencilla de verlo en la vida diaria es cuando nos encontramos con gemelos monocigóticos, que llevan el mismo ADN, que se comportan de forma muy distinta y tienen enfermedades en tiempos diferentes. Si solo la genética fuera lo importante, sus reacciones tendrían que ser iguales y padecer las mismas enfermedades.
La epigenética rompe entonces con esa visión determinista, y errónea, que tenemos de los factores genéticos.
El determinismo en biología y medicina influye un 10 %. Ése sería el porcentaje de los factores heredados a los que resulta muy difícil escaparse. Hay un margen de maniobra muy importante en el resto. Es posible modular las enfermedades, en parte con el comportamiento, con las conductas, con los hábitos tóxicos o alimentarios que uno tiene.
¿Eso supone que el afán por conocer nuestras singularidades genéticas puede tener una utilidad relativa?
Hay pruebas genéticas que son importantes, sobre todo en los tumores familiares o en síndromes de predisposición genética. En cáncer, el genoma es muy importante porque tiene muchas mutaciones. Pero lo que también sabemos desde hace quince años es que alteraciones en lo que llamamos el epigenoma también contribuyen a esa enfermedad. Genoma y epigenoma son complementarios.
¿Conocemos algún tipo de perfil genético que nos proteja frente al cáncer?
Sabemos de perfiles genéticos que nos hacen proclives al cáncer, pero conocemos muy pocos que nos hagan más resistentes. A todos nos llaman la atención los casos de fumadores empedernidos que no llegan a padecer cáncer. Son pocos, pero los hay porque son resistentes. Las razones las desconocemos. Empezamos a tener alguna idea, pero en ese terreno todavía estamos en la infancia.
La epigenética a lo que sí nos aproxima es a lo que conocemos como medicina personalizada.
Efectivamente. No está muy lejano el día, hace apenas seis años, en que todos los tumores se trataban igual si tenían el mismo aspecto al microscopio. Ahora actuamos no solo a partir de esa visión, sino también por el análisis molecular y celular del tumor. La epigenética ha hecho que cambiemos el tratamiento del tumor cerebral, el glioma. Además, la epigenética ha aportado un nuevo arsenal terapéutico. Si antes usábamos fármacos para evitar que las células crecieran, ahora tenemos agentes epigenéticos que se encargan de reprogramar el genoma tumoral.
¿En ese nuevo arsenal no hay todavía medios contra los cánceres más frecuentes?
El reto ahora es hallar las claves epigenéticas de los tumores sólidos más frecuentes, mama, colon y pulmón. Ahora van a empezar a aplicarse esos fármacos epigenéticos a lo que se llama tumores mesenquimales o tumores en niños, como el sarcoma o los neuroblastomas. Los tumores sólidos son muy heterogéneos, pueden presentar muchas alteraciones en muchos sitios. Se están realizando los primeros ensayos. Es un porcentaje pequeño, apenas el 5 %, pero son lo que nosotros llamamos «grandes respondedores», pacientes que tienen muy buena respuesta al tratamiento con una baja toxicidad.
¿Estamos entonces ante lo que podría llamarse un momento crítico, en el que en un tiempo relativamente breve puede haber un cambio sustancial en la manera de actuar contra el cáncer?
Efectivamente. Ha cambiado mucho cómo se trataba a un paciente de cáncer hace veinte años y cómo se hace hoy en día. En el plazo de cinco a diez años volverá a cambiar. Si la economía lo permite, el médico dispondrá de un estudio detallado del paciente a nivel molecular y celular, lo que determinará en última instancia el fármaco que debe recibir. Otro punto importante son las recaídas. Nos encontramos con frecuencia con que se le administra un fármaco al paciente ante el que reacciona bien y la enfermedad remite, pero reaparece al año y medio con una mayor resistencia. La quimiorresistencia puede superarse con estos nuevos fármacos.