El caso sangriento: "El vampiro que paga" .
CARLOS LÓPEZ -TAPIA 14-06-2013 .
Hasta la ley de 1985 que prohibió la compra y venta de sangre en España, impresionada como el resto del mundo por la pandemia del SIDA, era frecuente la compra y venta de sangre. Entre los universitarios la práctica era conocida como "ir al vampiro". El contagio tanto del HIV como de variedades nuevas de hepatitis por vía de transfusiones, acabó con la práctica. Desde entonces tanto España como la mayoría de nuestros vecinos europeos, se han servido de la donación voluntaria para cubrir las necesidades en este aspecto.
El presidente de Grifols, Víctor Grífols, cuya compañía es el tercer productor mundial de hemoderivados, pidió al Gobierno que permitiera la venta de plasma -que constituye más de la mitad de la sangre, durante una conferencia ofrecida en la escuela de estudios empresariales, ESADE.
Ni Víctor Grifols, ni ningún otro miembro de la multinacional, han deseado aceptar la invitación de El Jurado para exponer su punto de vista. Durante la conferencia en ESADE, Grifols valoró su propuesta como forma incluso de que los desempleados tengan unos ingresos extra.
Grifols avanzó que podría pagar "60 o 70 euros por semana" a un posible donante, que, "sumado al paro, es una forma de vivir". Aseguró que los 147 centros de donación de plasma que Grifols tiene en Estados Unidos, donde sí se abona el plasma a los donantes, podrían abrirse en España y calculó que significaría unos 5.000 o 6.000 puestos de trabajo en un momento de crisis como el actual, a lo que sumó "500 o 600 millones de dólares" en pagos a los donantes, añadiendo que "Sumado al paro, es una forma de vivir".
Víctor Grífols criticó que en 1985 España prohibiera el pago por donaciones de sangre, y por extensión de plasma, "España debería espabilarse", y puso el ejemplo de Alemania, Austria o Chequia, donde el pago por donación sí se permite.
Grífols cree que en España las donaciones son gratuitas debido a un motivo "romántico" y que tiene su origen en la Guerra Civil, poniendo como ejemplo el de una madre cuyo hijo luchaba en el frente a 50 kilómetros de casa, que donaba sangre porque pensaba que así estaba "salvando a su hijo". el presidente de la multinacional de derivados de la sangre, consideró que "Algún día tendrá que acabarse. Si algún día EEUU decide que no exporta plasma, Europa no tendrá plasma". En realidad y para ser exactos, Estados Unidos no exporta plasma, sino fármacos derivados del plasma.