Grifols Quintuplicó en 2012 sus beneficios, en un año en el que apenas vendió sus productos en España: el 8%. Grifols concentra el 92% de sus ventas en el extranjero, y Norteamérica constituye su principal mercado, con una cifra de negocio de 1.658,5 millones de euros. Los beneficios netos pasaron de 50,3 millones en 2011 a 256,7 millones, mientras que la cifra de negocio ascendió a 2.620,9 millones, un 46% más. El ebitda de la compañía se duplicó en este año, hasta situarse en 789 millones de euros.
La farmacéutica gallega Zeltia es otro claro ejemplo de internacionalización, representado en este caso por su filial PharmaMar, referente biotecnológico en España. El grupo cerró el 2012 con un incremento del 39% de su beneficio neto, que alcanzó los 6,6 millones de euros, aunque se ha resentido en sus ingresos de explotación, que han pasado de los 177,2 millones de 2011 a los 161,8 millones de 2012. Zeltia puede presumir actualmente de que el 52% de las ventas de todas las compañías -el resto son firmas químicas- procede del exterior, una cifra que se eleva hasta el 89% en el caso de la filial PharmaMar.
El resto de compañías farmacéuticas nacionales han recurrido a la internacionalización como vía para diversificar el riesgo. Es el caso de Almirall, que ya tiene presencia directa en una quincena de países e indirecta en aproximadamente setenta. La farmacéutica de la familia Gallardo, con sede en Barcelona, tuvo un descenso en 2012 de hasta un 27% en sus ventas nacionales, cifra que contrasta con el crecimiento del 33,8% en América, Asia y Asia Pacífico, donde la compañía farmacéutica ya factura 97,6 millones. Aun así, el laboratorio ganó el pasado año 76,29 millones de euros, un 9,35% menos que en 2011. Y eso pese a que el 60% de las ventas de la compañía ya tienen lugar fuera de España.
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