Sufrir un cáncer no sale gratis. Cremas para después de la radioterapia, antieméticos para aliviar los vómitos, rehabilitación tras una cirugía... El Día Mundial contra el Cáncer se celebra este 4 de febrero más marcado que nunca por los recortes y por la preocupación de oncólogos y pacientes.
El runrún está en el aire, y aunque en público todo el mundo niega restricciones en el acceso a fármacos, la cuestión se ha instalado como un manto invisible en los servicios de Oncología de todo el país, acostumbrados a recetar fármacos muy caros.
Como explica a este periódico el presidente de la Sociedad Española de Oncología (SEOM), Juan Jesús Cruz, las autoridades sanitarias no pueden negar directamente ningún fármaco autorizado en Europa y aprobado en nuestro país, pero sí reconoce que comienzan a verse nuevas "trabas burocráticas" que dificultan el acceso a ciertos tratamientos.
Un oncólogo madrileño que prefiere no ser citado resume la sensación de muchos de sus compañeros: "Es algo sutil, pero se nos ha transmitido el mensaje de que hay que ahorrar un 20% del presupuesto. Podemos hacerlo en fármacos, o recortando las nóminas del personal eventual del servicio", señala con cierta sensación de "chantaje".
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