El peligro responde a un adjetivo : cardiotóxico. Una palabra que guarda uno de los efectos secundarios más peligrosos de algunos tratamientos contra el cáncer de mama y, precisamente por ello, sobre el que más se investiga.
Y aunque no han sido los primeros, un grupo de investigadores de la Red de Investigación del Cáncer estadounidense ha vuelto a centrarse en los posibles problemas cardiacos que los fármacos como las antraciclinas y el trastuzumab (es decir, el Herceptin) pueden producir de su toxicidad a raíz de un estudio retrospectivo en 12.500 mujeres, que abarcan desde los 22 a los 99 años, tratadas durante los años 1999 a 2007 de un cáncer de mama invasivo.
Los resultados, publicados en 'Journal of the National Cancer Institute', resaltan que "las antraciclinas y el trastuzumab, sobre todo si se han suministrado de forma conjunta o secuenciada (uno detrás de otro), aumentan su toxicidad y pueden generar más problemas cardiacos, tales como insuficiencias cardiacas o cardiomiopatías", resume la doctora Erin Aiello Bowles, epidemióloga del Group Health Research Institute.
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