La carta, nunca divulgada, exigía los ajustes que Rajoy ha acabado aplicando. Su versión italiana hizo caer a Berlusconi | Zapatero improvisó la reforma exprés de la Constitución para 'salvar' al PSOE | El vía crucis español tiene tres estaciones: mayo 2010, agosto 2011, junio-julio 2012 .
... La Carta es la clave. El día 5 de agosto, en plena tormenta financiera, en Moncloa se recibió una misiva firmada mancomunadamente por el entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y por el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. El documento conminaba al Gobierno español a poner en marcha un programa de "acción urgente" para neutralizar a los operadores financieros que estaban convirtiendo agosto en un infierno. Hubo acuse de recibo y al cabo de unos días, el BCE recibía autorización -de Berlín- para comprar la castigada deuda de España e Italia.
... En España, La Carta se mantiene en secreto, guardada bajo siete llaves. Dos libros de reciente aparición (Los días que vivimos peligrosamente, de Mariano Guindal, e Indecentes, crónica de un atraco perfecto, de Ernesto Ekaizer) desvelan buena parte de su contenido. Guindal cuenta que Rajoy tuvo acceso a ella gracias a los buenos oficios de Antonio Sainz de Vicuña, director general del servicio jurídico del BCE. El PSOE la mantuvo en secreto y el PP tampoco la ha aireado. ¿Por qué? Por la misma razón que no conocemos, en todos sus detalles, la deliberación en el Ecofin del 9 de mayo del 2010 en Bruselas en el que el Gobierno Zapatero fue obligado a cambiar el signo de su política económica. Una reunión en la que la vicepresidenta Elena Salgado vertió lágrimas. Ambos episodios demuestran que España se halla tutelada o intervenida oficiosamente desde hace más de dos años.
La Carta también ofrece algunas claves de la actual situación. Tras ganar las elecciones generales con una robusta mayoría absoluta, Mariano Rajoy creyó que tenía margen y centró la estrategia de sus primeros cien días en conseguir una ampliación de capital político con la conquista de Andalucía. Antes de fracasar en el empeño, fue apercibido desde Berlín. La Carta. Tras una tormentosa deliberación en Moncloa se optó por avanzar la reforma laboral y retrasar hasta el 30 de marzo los presupuestos del 2012. Los sindicatos convocaron huelga general y ello tuvo su reflejo en el voto andaluz, pese a la flojera del PSOE.
Y después vino Bankia (mayo 2012), la explosión nuclear en el centro del sistema España, tras fracasar la operación inicialmente deseada por Rajoy: la absorción de Bankia por CaixaBank, bajo la apariencia de una fusión. Una operación hoy condenada al olvido. En Madrid hay quien lamenta no haberla apoyado, y en Barcelona arden cirios en acción de gracias a la Verge de Montserrat. (Confesión de un ministro del actual Gobierno: "Al cabo de unos meses, el problema podía haber estallado en Barcelona").
Y tras el hundimiento de Bankia, el rescate bancario, el préstamo de 100.000 millones de euros, con las condiciones incluidas en el Memorando de Entendimiento divulgado esta semana. Pérdida parcial de soberanía. Transferencia a la Comisión Europea y al BCE del control del sistema bancario, a la espera de la futura Autoridad Bancaria Europea. El drama de las elecciones griegas y el Consejo Europeo del 28 y 29 de junio en Bruselas en el que Italia y España jugaron fuerte y evitaron lo peor. Con un precio a pagar. El paquete Monti (15.000 millones de ajuste adiciona en dos años) y el paquete Rajoy (56.440 millones en dos años y medio). Una Españas que, ahora sí, se siente intervenida. Las sombrías palabras de Rajoy en el Congreso: "Hemos llegado a un punto en el que no podemos elegir". Todo empezó hace dos años. Las lágrimas de Salgado. La Carta. El Directorio Europeo.
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