Lograr que, con ayuda farmacológica, sean las propias defensas del organismo las que acaben con el cáncer, es el sueño que persiguen los investigadores en oncología desde hace años. De hecho, algunos de los fármacos que han triunfado en las últimas ediciones del congreso oncológico más importante del mundo, el de la Sociedad Estadounidense de Oncología Médica (ASCO), trabajaban precisamente en esta línea, la llamada inmunoterapia.
En esta edición de ASCO, que se celebra en Chicago hasta el martes, la estrategia ha dado una nueva vuelta de tuerca. Un fármaco experimental (solo han finalizado los ensayos fase I, la etapa más precoz de la investigación), que aún responde al imposible nombre BMS-936558, ha logrado por primera vez destruir el mecanismo que utiliza el cáncer para defenderse del sistema inmunológico, una proteína acertadamente denominada Muerte Programada 1 (PD1, de sus siglas en inglés).
Los dos estudios que demuestran la eficacia de esta estrategia no solo se han presentado en el congreso
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