Dos nuevos fármacos que actúan de manera específica sobre dos alteraciones moleculares que alimentan la mayoría de los cánceres de mama han demostrado ser capaces de frenar la progresión de la enfermedad. Los resultados de los primeros estudios en que los fármacos se han ensayado a gran escala auguran "cambios en la manera de tratar el cáncer de mama", ha declarado Josep Baselga, director de la división de oncología del hospital General de Massachusetts (EE.UU.) y coordinador de ambos estudios.
Uno de los fármacos, el everolimus, ha demostrado su eficacia en aquellos cánceres de mama que progresan por la acción de los estrógenos y que representan alrededor del 60% de los casos de la enfermedad. El otro, el pertuzumab, ha demostrado eficacia en los cánceres que progresan por una actividad aberrante de la proteína HER2, y que representan alrededor del 20% de los casos. Entre ambos fármacos abarcan el 70% de casos de cáncer de mama (ya que hay un 10% en que están alterados tanto los estrógenos como la proteína HER2).
"Son un ejemplo de cómo está mejorando el tratamiento del cáncer de mama con terapias individualizadas que se adaptan a las características moleculares de las células tumorales de cada paciente", destaca Baselga.
Al actuar de manera selectiva sobre las células tumorales, los nuevos fármacos tienen efectos secundarios menores que los de la quimioterapia.
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